11 ago 2017

Tomie 4

Título Original: 富江 4
aka: Tomie 4: Re-birth
Japón, 2001, Takashi Shimizu





















Renacer del latín “renasci” denota la cualidad, o milagro según guste, de volver a nacer, valga la redundancia. El Renacimiento en los siglos XV y XVI o la resurrección de Cristo ejemplifican la muerte previa y la posterior creación de vida, dejar atrás el pasado y comenzar desde cero, borrón y cuenta nueva…al fin y al cabo un re inicio. La pregunta es, ¿existió alguna vez vida en esta saga?

Ya vistas las cinco primeras partes me aventuro (sin pillarme los dedos, espero) a decirle mejor “memento mori”, porque será en lo que terminará, en nada. Voy en orden, como hay que hacer las cosas, pero resulta inevitable leer por encima algunos rumores de que la última a cargo del amigo Iguchi es un total desastre, en fin, ya nos veremos. Y bien, ¿qué tenemos aquí Súper-David?-diría el CSI Stocks.

En un principio ese ambiente oscuro y en penumbra, donde un joven sujeto unta en el lienzo una gama de colores reconstruyendo la cara de una atractiva modelo encandila al más tonto. Tal escena está llevada a cabo con sumo detalle, sensualidad y arte. Algo también reseñable del director al cargo, plasmar una escena donde el espectador tiene conocimiento previo de lo que, más tarde, le revelará la cámara. Poco dura la tranquilidad, todo sea dicho. El lienzo, como si fuera un símil de la propia película es manchado, profanado y tachado despiadadamente por un pincel cargado de ira. En otras palabras, más que renacimiento, sería asesinato y con saña diría yo.

Esto es un caos, actuaciones, guión y coherencia. Quizás el guión no y solo sea otro del montón, es decir, es la cuarta parte; como en Jason ya no tenían ideas de qué hacer con el hombretón ¿más chavales sobre hormonados? Se repite la misma fórmula que en la primera parte podría decirse aunque a estas alturas de la carrera ya sabemos todo. No se molestan en presentarnos quien es Tomie, de donde viene, como apareció en la historia, por qué sus objetivos son tales, cómo surge del final de la anterior película… preguntas sin respuesta que se apilan como en el final de Perdidos. Esto conllevaría una involucración más a fondo en la psique de la asesina/homicida, Tomie, y claro, para ello habría que leerse un poco del material original, ¿no crees Ito? En fin, más de lo mismo pero mal hecho (qué novedad).

Las actuaciones son el plato fuerte, penosas sería un golpe duro, mejor “desesperantes”. Lo que une a todas las víctimas de Tomie es la propia desesperación, los que caen enamorados de ella perdidamente y los que pierden a sus amigos a manos de la chica maldita. Familiares o amigos, todos tenemos lazos afectivos con ellos y por ende emociones. Si mi mejor amigo cae en las zarpas de la arpía intentaría por todo lo posible salvarlo, también salvando las distancias, pues no es la primera vez que aprovecha la joven en sacar partido e ir a por carne fresca. Esto mismo se refleja artísticamente y con una viveza impresionante en los mangas. Los ojos vacíos, la mirada ida, aspecto desaliñado, un muerto a merced de su dueña, su diosa. El terror más profundo en papel, ¿por qué es tan difícil reflejarlo ante la cámara? Mi eterna pregunta. Nuestros actores sí que están muertos, no saben actuar, ¿quién contrató a esos payasos sin gracia? Robotizaciones, gesticulaciones forzadas, rostros inalterables, falta de brío… Parece que tienen horchata en las venas. ¿Es que el director se la pegaba durmiendo mientras rodaba? Shimizu, hombre, arregla esto. Y ya creo que sí lo hizo. La saga Ju-On le quitaría el sueño, mal no lo hacía.

Y el último punto, muy importante también es la propia coherencia, eso, o cuando vi la peli me había chutado en vena un redbull y andaba muy atento, pero es un recortable. Corto piezas y las pego aquí y allá, un niño haría algo mejor que esto. Casi al final de la obra es para llevarse las palomitas, atentos (no hay spoilers): Chico y chica van en el coche del chico (que de a poco el chavalín aprendió a conducir, así, sobre la marcha) hasta la casa del chico (un buen trayecto). Una vez han llegado y se desarrollan los acontecimientos se deja bastante claro lo que va a pasar hasta que, por poderes divinos de la teletransportación, chica B aparece de la nada tan tranquila. Como si fuera ahí al lado, ¿cómo llegó? ¿Por qué aparece? No se le da explicación alguna y tampoco tiene una justificación que el espectador pueda sacarle. Escenas así tiene la cinta a patadas, una tras otra caminan sobre una trama maltrecha y medio chapucera que no convence.

Cierta lógica, Hitomi Kitamura (Kumiko Êndo) y los efectos especiales es lo único que salva el plato. Un postre algo agridulce para mi gusto pero que, evita la quema inmediata. Resulta irónico, ¿existe cabida para la lógica en el caos? Sí, a su forma, a su forma también es como se mueve la película. Tiene ese algo que evita su desgracia más oscura en las tierras lúgubres del 1 o 2. La novia es el único personaje que para empezar no nació aborto y segundo no se va a pique tan pronto como el resto. Si yo lo sé, el equipo de realización también, y por ello mismo no dudaron mucho en masacrar tal personaje. Una actriz insuflándole vida a unas líneas en papel, ese realismo que demarcan las anotaciones a los márgenes del guión, esa belleza que se buscaba en el cásting…Lo tenía todo, francamente, me entristeció como de esa esperanza que era para la obra se marchitó en pos de salvar el show. Decisiones normales, diálogos comprensibles y un comportamiento natural eran demasiado para toda la basura que viajaba a su alrededor. Una auténtica lástima.

Me importa un pito que el director fuera Takashi Shimizu, como si es Darío Argento, Ford Coppola o Alejandro Amenábar, si es una basura, lo es. Tal como se ve el panorama, ponerle menos del cuatro sería afirmar que es peor que la primera parte, concepto imposible de rebasar, pues, si has tocado fondo, no puedes excavar más allá. Mordiéndome el labio inferior se le adjudica la misma nota, pero en el fondo, este producto no merece la pena ver ni que se venda en un chino sin licencia.