DIRECTOR: Walter Salles
Como cualquier película oriental con cierta fama, Dark Water tendría que tener sí o sí un remake. En estas ocasiones me pregunto cómo deben de sentirse muchos cineastas asiáticos cuando saben que al poco de haber hecho un film, se lo van a remakear, como si su versión no importarse a los yankees. Me resulta ofensivo y triste a la vez.
Esta cinta dirigida por el desconocido Walter Salles tuvo
como protagonista estrella a Jennifer Connelly, actriz que aparte de pocas
producciones en su adolescencia nunca le interesó la temática del suspense o el
terror pero que tras leerse el guión se encariñó con su personaje y le dio una
oportunidad, ¡y vaya cómo!
Si bien es cierto que estamos ante un cast de caras
conocidas, Jennifer destaca sobretodos y es que esta mujer tiene una
personalidad y un carisma actuando que es único. Personalmente adoro a esta
actriz, me encanta la forma en la que actúa, los gestos que hace, las cosas que
te cuenta con la mirada y que no hace falta que hables siquiera. Es sin lugar a
dudas una persona única y que le da un aventón muy significativo a su
personaje.
En cambio, ¿recuerdas a la actriz de la cinta original?
Seguramente no y es que es normal. No estoy menospreciando el trabajo de esa
actriz y aunque prefiera este remake antes que la original (muy raro en mí superponer
una peli ponja a una americana) la personalidad de Jennifer es insuperable y
aquí tengo que reconocer que en cuanto al elenco de actores (los cuales fueron
escogidos cuidadosamente) es de lo mejor que he visto en producciones
thrillers/suspenses-con-toques-de-terror del nuevo milenio. Secundarios como
Pete Postlethwaite (el portero del bloque), Tim Roth (el abogado) o John C.
Reilly (el casero) son más que justificados ejemplos.
La historia respeta la versión japonesa muy bien,
añadiéndole nuevos temas para que no parezca uno de esos remakes “copia-pega
fotograma a fotograma” unido a una dirección muy concurrida por Salles, el cual
hasta que no veía las escenas bien no proseguía adelante.
Y llegamos al gran pilar de esta cinta, la ambientación.
Se le puso tanto empeño en cuidar cada cuadro, en estudiar
al milímetro cada escena y combinarla con efectos especiales y sonoros que a
más de uno se le pasó esto por alto. No pusieron capas de animación digital por
encima de lo ya rodado, sino que se combinaron con una exquisita precisión
elementos vitales tales como la iluminación, los colores, las sombras…Y es que
éste era una de las aportaciones más personales del director, no estamos ante
un filme de terror, sino de suspense y hay que hacer que se note. Qué mejor
recurso que establecer la peli en un ambiente malsano, opresor, sucio (hace
honor al título) y asqueroso como un bloque de pisos en mal estado dentro de
una “ciudad” (en verdad es una isla) donde siempre llueve. De hecho la lluvia
está presente a lo largo de TODO el metraje, denotando su gran relación con la
protagonista, su pasado y la maldición en la que la tiene envuelta.
Salles es un hombre que odia rodar sus pelis en platós o con
montajes pre elaborados, es más de salir a rodar a pie de calle y esto es muy
evidente en la manera en la que nos presenta el lugar donde se desarrolla la
historia.
Por otra parte, comentar que la escena del baño donde Dahlia
(Connelly) “salva” a su hija de la bañera inundada fue rodada en varias
ocasiones durante una semana. La actriz tuvo que aguantar chorros de agua a
alta presión durante horas.
Sin lugar a dudas este remake se nota que se hizo con
cariño, con ganas y con amor (como el de Evil Dead) y no para salir del paso
deprisa y corriendo (Llamada Perdida). A pesar de un gran trabajo por parte de
todo el equipo y manteniendo las distancias con la obra de Nakata, fue víctima de
una enorme infravaloración. ¿Por qué? Supongo que buscaban J-Horror a lo Ju-On
y se desilusionaron.
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