16 jun 2018

Sakuya: Slayer of Demons

Título Originalさくや妖怪伝 (Sakuya: yôkaiden)
Aka: Sakuya Slayer of Demons
Japón, 2000, Tomoo Haraguchi






















Fantasía para toda la familia


Hace mucho mucho tiempo, en la antigua Japón feudal, un día el Monte Fuji entró en erupción. Esta tragedia despertó a demonios y monstruos antiguos que buscaban reinar y expandirse por el país. Sólo una persona podría hacerles frente, aquella que portara la Vortex. Una espada mágica única en el mundo capaz de matar todo aquello que se le cruzara por su camino. Habiendo caído el héroe en combate, su hija, una joven guerrera, empuñaría la espada que libraría al mundo del mal.

Resulta curioso como la gran mayoría que vio la peli dio con ella. Ponte que vas un día a tu chino de confianza y tras deambular por sus largos pasillos ves una minúscula sección de cintas en DVD. La curiosidad te puede más y terminas echando un vistazo, “a ver qué hay”. Entre horrores visuales de clásicos infantiles como nos ha demostrado en contadas ocasiones Loulogio y varias pelis de artes marciales con Jackie Chan descubres ésta. “Sakuya: Slayer of Demons”. ¿Pero qué coño? Es algo diferente al montón que has dejado de lado y en fin, 1€ tampoco es mucho, ¿verdad? Pues con esas ideas más de uno ha dado con esta pequeña joya semioculta.

En términos generales la cinta no pasa de una historia fantástica sobre una joven atractiva que combate el mal con una katana. De hecho, existen una gran variedad de películas que, orientadas a un público juvenil, mezclan fantasía, comedia, suspense y hasta terror. Este gazpacho la gran mayoría de las veces suele salir bien, pero ¿podría hacerse…mejor? Quizás su director, Tomoo Haraguchi, pensó en eso y así se hizo con un equipo de primera. Entre los actores tenemos a la bellísima Nozomi Ando, muy querida dentro del cine de serie B japo de terror y cuya aparición en Tomie 5 la marcó como una actriz fetiche para el cine de horror. Por otra parte, y más técnicamente hablando, se nota a primera vista una compenetración homogénea entre el equipo de los efectos especiales, música, vestuario y decoración, y edición.

Pongamos cualquier escena de acción, el modus operandi sería el siguiente: los actores entran en escena, dándole el protagonismo a Sakuya. El resto son meros testigos de las cámaras, cámaras que enfocan principalmente a nuestra protagonista, destacando todo, sus acrobacias, juegos de espada y primeros planos de la cara. Se quiere dar la sensación de que la chiquilla que empuña la katana no es una niñata, sino una guerrera adulta en cuerpo de niña. Hay que transmitirle eso mismo al espectador, recurriendo entonces a unos planos directos y cortantes, bañados de seriedad y atrevimiento, pero también cautela.

Además, y para no cansar al espectador con la acción, tenemos que hacerle ver que la atmósfera es caótica, los objetos caen, se derrumban techos, hay suciedad, golpes por todas partes, etc. En una palabra, sensación de movimiento, rapidez. Para tampoco excedernos en esto, compaginar a nuestros secundarios haciendo “cosas”. Para terminar y endulzar el postre, una música de acción trepidante que respete los tempos de cada sección dentro de lo ya comentado.

Como se ve todo se entremezcla meticulosamente entre si para dar lo mejor de cada escena durante todo el metraje, ojo, todo el metraje. Eso me gustaría remarcarlo, pues su ritmo no decae en ningún momento. Tal es así que al comienzo me pregunté si por error no estaba viendo la segunda parte de algo, pues el ritmo al que transcurrían los hechos era acelerado. Dato también muy importante y que le beneficia mucho, es una breve, pero contundente introducción tanto para no quedarnos cortos como no aburrir en demasía.

Sobre la obra en sí poco tiene que ofrecernos, tiene ese aire de peli de aventuras para críos que quieren ver a una chica guapa en acción luchando contra monstruos de pesadilla y un boss final casi invencible. Además de tener recargada la típica moraleja sobre la honradez y el amor entre los seres queridos tan característica en films de este calibre.

A destacar el trabajo por incluir varios monstruos clásicos en el cine de terror japonés de antaño (época de Nakagawa) como la Mujer Gato o los Jinetes Oscuros, y la escena de los yokais bailarines, apología a la trilogía “Yôkai hyaku monogatari” de Kimiyoshi Yasuda. Sin duda una obra que, aunque dista en contenido a ser un peliculón, lo remedia con un apartado técnico intachable. Unos FX de la vieja escuela nostálgicos, 7/10

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