DIRECTOR: David Fincher
CONTIENE SPOILERS:
“Donde caben dos, caben tres” es el lema que nos enseñó Ikea
y que David Fincher puso ya en marcha años antes, precisamente en 1992 cuando
sacó la tercera parte de una saga con la que estaba el público encantado
gracias al listón tan alto que dejó Cameron y anteriormente Scott.
Partiendo de un pedorra premisa donde un huevo de alien que
ni dios sabe cómo llegó a la nave donde viajan Ripley y compañía, la peli se
desarrolla en la que hace mucho tiempo fue una floreciente cárcel de altísima
seguridad y que ahora sólo le queda el nombre. Capitaneada por el típico inútil
con su ayudante lameculos-mascachapas tienen a unos 20 “presos” por no decir exhypies,
y a un doctor muy amable en el papel desechable del rollete de Ripley.
A todo eso hay que añadirle algunos clichés como que el Capi
no te va a creer con eso de que hay un bichito que escupe ácido, alguna que
otra escena fuertecilla/subida de tono o meter a un “””””Alien””””” (si se le puede llamar a
ese garabato photoshopero Alien) a modo de parodia de la primera parte, pues
ese clímax opresivo, malsano y terrorífico del Octavo Pasajero no lo vamos ni a
imaginar, pues estaremos bastante ocupados manteniendo el pose de “facepalm”
las dos putas horas que dura la mierda esta.
Con un fallido aire cyberpunk la peli nos muestra lo que
tendría que ser una alien que madura sorpresivamente muy rápido para salir del
estómago del perro (¿no se supone que pasa un tiempo hasta que se convierte en
un monstruo de 3 metros?) pero que en ciertas tomas nos damos cuenta que más que
un animatrónico bien currado nos han tirado a la cara una animación FMV digna
de la PSX, vamos, si esto no es destrozar un icono del sci-fi horror no sé qué
es.
La trama para una película con otro nombre y otros actores
pues a lo mejor le hubiera subido algo más pero es que desde la trama hasta los
efectos especiales son un tremendo insulto hacia un espectador como a un fan de
la franquicia y ni digamos al mito de Ridley Scott…
Una curiosidad a reseñar son los actores, algunos de ellos conocidos
y que saltarán años después a la fama, como Pete Postlethwaite o el aclamado
Lance Henriksen, como Bishop.
Lo mejor> Sigue con la idea ya vista en las otras partes,
el ansia de poder del ser humano para conseguir lo que quiere sin pensar en los
demás, solo mirando por intereses propios.
Lo peor> La persecución por los túneles, jugando al tú la
llevas.
Una vergüenza de cinta que jamás debiste haber hecho,
Fincher. 1/10
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