DIRECTOR: Zack Snyder
CONTIENE SPOILERS:
¿Te gusta o la detestas? | Sucker Punch
Dirigida, escrita y producida en su totalidad por Zack
Snyder el creador de “300”, “Watchmen” o la reciente “Batman vs Superman” nos
trajo en 2011 esta atrevida propuesta, un homenaje al anime y a la animación
como él dijo, y es que desde el minuto 1 nos damos cuenta que estamos ante algo
muy diferente.
Tuve la suerte de verla en el cine cuando se estrenó y salí
de la sala extasiado, me había llegado al corazón. Después de un rewatcheo hará
un par de años, hace unas semanas la pasaron por la televisión y me animé a
verla por la nostalgia que le tenía. Mis expectativas respecto al filme bajaron
un poco, pues no es lo mismo ver una cinta por primera vez que por tercera,
pero esto no hace que la peli sea mala. Me siguió gustando y tras sus 5 años
desde su estreno aún me pregunto por qué recibió una crítica tan bestialmente
sanguinaria donde profesionales la tachaban de patética, sosa y sin sustancia
alguna, cuando no clamaban que era producto grandilocuente. Sucker Punch no se
merece nada de eso.
Lo primero que hay que hablar es sobre la trama: fresca,
original, vertiginosa, emotiva, fantástica y real a la vez. Con una intro
encauzada con la técnica tan característica de Snyder como es el slow-motion
nos resume a grosso modo de donde sale nuestra protagonista estrella y cómo
llega al Sanatorio mental. Y aquí quiero abrir un paréntesis, recordemos que
este guión está influenciado solamente de lo que pensó su guionista y poco más,
no está basado en un libro ni es un remake ni es una adaptación de un cómic ni
nada, just imagination. Y esto es lo que es Sucker Punch, un chorro de
imaginación a presión que te explota en la cara, donde tan pronto te encuentras
en un templo japonés luchando contra dos criaturas gigantes de la tradición
nipona en un paisaje sacado de un cuento de hadas como nos transportamos a una
visión surrealista de un Hospital Psiquiátrico pero que en verdad es una
tapadera para ser un burdel de los peces gordos de la ciudad o minutos más
tarde estamos entre unas trincheras de un campo de batalla de la Segunda Guerra
Mundial, pero recordemos, con ese toque fantástico que le da Zack. Me encanta
la capacidad que tiene de cogerte una escena de la vida real y endulzarla con
algo de ficción sin cagarla, haciendo que te sepa aún mejor.
Muchos filmes de culto como Alien, Tiburón, Halloween,
Viernes 13, La Cosa o Evil Dead fueron un pelotazo en su época por su
atrevimiento en sus respectivos campos pero si destripamos cual Leatherface
esas cintas veremos que presentan una trama muy simple o sencilla. Sucker Punch
tiene una cosa que no poseen esas obras, la cantidad impresionante de
creatividad que antes he comentado, transportar al espectador hacia parajes
irreales sin que le choque no una, sino varias veces. Con esto no quiero
desprestigiar a los filmes de culto antes mencionados ni mucho menos, sino
pararse un segundo y pensar por qué Sucker Punch no puede ser una obra de culto
del género fantástico dentro de unos años y cada vez que se nombra se pretende
enterrar la cinta.
Lo mismo pasó cuando Carpenter estrenó su Cosa, los críticos
le dijeron que recogiera el quiosco pero años más tarde tuvieron que reconocer
lo que en verdad era.
¿Estoy elevando mucho la historia? Es muy buena pero tampoco
es la cúspide del 7º arte ni mucho menos, posee sus fallas y elementos
repetitivos por no mencionar que algunas “pequeñas aventuritas” se les han
sacado poco partido, como la del tren.
Recapitulemos un momento, partimos de una actualidad que
podemos ubicar en los 60-70 para luego en el Sanatorio transportarnos a una
dimensión aparte donde lo que interesa es el plan de escape de esa cárcel, para
ello se recurre a un mundo de fantasía-realidad cuyas repercusiones tienen
efectos en esa “segunda dimensión” y a su manera en la actualidad donde se
ubica la cinta. Bueno, puede ser fácil perderse, pero para pelis rayantes de
verdad tenemos el maravilloso terror asiático con joyitas revienta cerebros como
“Kairo”.
El segundo pilar a destacar son los personajes, y que no nos
dejemos engañar por las a primera vista unas jovencitas muy guapas porque eso
es cerrarse a una evolución que sufren sus personajes a lo largo de la trama.
Ellas mismas te demuestran cómo saben pelear y luchar por su libertad y que
juntas son difícilmente imparables, usando su vestuario como link a la
dimensión en la que nos movemos (recordemos lo que he comentado antes). Los
secundarios no se quedan atrás ya que el trabajo de darles a todos un empuje
del mismo calibre resulta fantástico y se aprecia el no relevar a un segundo
plano para olvidarnos de él.
Y el tercer gran armazón de esta SÚPERproducción (costó nada
más y nada menos que 82 de los grandes) son los efectos especiales, otra marca
de la casa. Si nos vemos cualquier “making of” de la peli podremos ver la
cantidad de “tela verde” que tienen las “behind the scenes” y es que el proceso
de post-producción para las diversas capas que logran esos escenarios donde se
respiraban los CGI me han asombrado. Por ejemplo, la magia de pasar de un
escenario con cuatro piedras de cartón y poco más a trasladarnos a un cruel
paisaje como fue el de la Segunda Guerra Mundial.
Pero no todo ha sido untar con FX, las actrices tuvieron que
someterse a un duro programa de entrenamiento que si bien no llegaba al nivel
que probó Angelina Jolie en su Tomb Raider, sí que les valió para dar credibilidad
en la gran pantalla y ganarse a pulso su interpretación, ya que esto hace que
un actor se meta mucho más en el papel que le toca interpretar y le coja
cariño, una perfecta combinación.
El apartado sonoro está repleto de buenas piezas musicales,
empezando con la bellísima adaptada Sweet Dreams de Eurythmics, pero también
comentar que no algunas pegan con ciertas escenas o que podrían haber puesto
otras mucho mejores; aquí para gustos colores.
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