aka: Dead Waves
Japón, 2005,Yoîchirô Hayama
cover JAP |
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Kairo del chino
Un programa de televisión centrado en captar fenómenos paranormales durante exorcismos está cayendo en picado. Para remediarlo, su director da con el episodio perfecto que relance su programa, una casa donde una joven guapa encerrada en su cuarto es “protegida” por un hermano mayor medio loco de la cabeza. Entonces el director del show descubrirá la verdadera entidad del caso y tendrá que arreglárselas para lidiar contra sus propios temores y velar por el bien de la sociedad.
Nos movemos por el período de explotación del Sadanami 2000, ya saben, esas películas con fantasmas de pelos largos pantene ultra sedoso que claman venganza por su muerte injusta. Varios títulos salen casi todas las semanas y solo un puñado honrado de todo el J-Horror se destaca, entre ellas salió Pulse o Kairo como originalmente se llama. En tal película se nos narraba el extraño suceso que sucumbiría a toda la humanidad bajo el telón de lo sobrenatural, los espíritus malvados que, mediante las nuevas tecnologías se colarían en nuestro mundo. Si quieren saber más, lean mi crítica al respecto… Dead Waves aprovechó el éxito del film de Kurosawa para intentar crear una historia parecida, que bebiera directamente de ella, dentro de lo posible que le abarcara su escaso presupuesto. En este caso no tendríamos un apocalipsis inminente pero si una ola de suicidios en masa, tanto por tanto. Bien, el director al cargo es un tipo llamado Yoichiro Hayama cuyo debut la perpetró Shiryôha, esta misma obra. A partir de entonces realizará una variopinta y curiosa producción de cintas que, si bien desconozco la recepción en su país natal, sobre occidente pasarán bien desapercibidas (como más o menos esta película).
Si bien Dead Weaves no posee el complejo guión que Kiyoshi Kurosawa le dio a Kairo, sí que a su forma, y muy en correlación con la típica difícil narrativa de las películas de terror japonesas, se mantiene en un tanto equiparable en cuanto nos referimos a la consecución de las escenas y la propia historia. Esto hace que el espectador promedio que no esté acostumbrado a este tipo de obras termine por aburrirse bajo los factores meramente estéticos (que comentaremos después), sin prestarle atención ninguna a lo verdaderamente interesante, la trama. Digamos que aquí no importa qué película de terror hagas, sino más bien el cómo lo hagas. Eso cambia mucho las cosas, y si no os invito a echadle un ojo a la cartelera que llevamos soportando desde hace AÑOS. Shiryôha u “ondas muertas” trata de ese enlace, ese nexo que une al mundo del más allá con el nuestro, a través de las ondas de frecuencia de televisión. A determinada frecuencia, la puerta se abre, dejando pasar a multitud de seres fantasmagóricos que absorben las ganas de vivir de aquellos humanos que se encuentran. Sobre ello hay que añadir que la peli no se centra solamente en eso, también ahonda en dos subtramas pero que al final, están todas en el mismo saco. El pasado del protagonista y la maldición de la casa donde van a grabar su programa tienen su propio peso que ayudan a entender mejor de que va todo esto de las dead waves…
Remarcable de buenas maneras es su corta duración, la cinta de menos de noventa minutos puede dar una sensación totalmente opuesta (la cara opuesta de la misma moneda). Al ser una obra que no abarca más allá del “meh” nuestra paciencia con ella se estanca en el mero aburrimiento, haciendo que las ganas de que termine se vayan acentuando a cada plot-twist que se dé. También la estética juega mucho, una atmósfera denigrante ayuda al compás de una película que da a la perfección la idea que tiene en mente, depresión.
Por otro lado algo más desafortunado se encuentran los diálogos, sencillos y cortos pero a menudo, vacíos. Quitando unas pocas escenas interesantes, como por ejemplo, donde la película ahonda en el pasado personal del protagonista (el director del programa); el resto de las conversaciones son meras reflexiones surrealistas de unos locos o afirmaciones ya conocidas previamente por nosotros.
Como comenté hace un rato, la película al ser de bajo presupuesto tuvo que decidir si invertirlo en crear una buena historia (que así es) o bien tirarlo en mero apartado técnico (efectos especiales, actores famosillos, etc). De hecho esto último agrupa a la gran mayoría de producciones no solamente niponas u orientales, sino también extranjeras. La propia ambientación se basa en técnicas muy simples donde por ejemplo, para representar a los fantasmas, verás actores pintados y maquillados arrastrándose por el suelo. Esto hay gente a la que le ha gustado, a mí más bien me pareció cutre y hasta cómico, pues su puesta en escena no produce ni un ápice de temor. También el decorado se lleva otro punto negativo, planos y escenarios reciclados donde hasta en una ocasión será irrelevante (pantalla azul de fondo, exacto). ¿Ello le quita calidad? Hmm… yo creo que no necesariamente, tengamos en cuenta que el dinero escasea, lo importante es que el pastel no se nos queme en el horno, ya si le quieres poner tonterías por encima…
Con una banda sonora casi inexistente las actuaciones terminan la faena. Muy pero que muy pobres, forzadas reacciones faciales y molestas caras que hacen mucha gracia.
Lo mejor: La historia
Lo peor: El resto
Ver bajo propio riesgo, aunque apañada no será de gusto para todos.
6/10
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