1 ene 2019

Whispering Corridors 3

Título: Whispering Corridors 3: Whising Stairs
Aka:여고괴담 3 - 여우 계단
Corea del Sur, 2003, Yoon Jae-Yong






















“Sabes, hay una escalera en el campus que te concede deseos. Si al subirla pisas el escalón veintinueve podrás pedirlo y se te hará realidad”

Ya sea una lámpara mágica de aceite como en Aladín o unas escaleras encantadas en una escuela de arte, la ambición del ser humano por ver satisfechos sus más personales anhelos ha sido algo inherente a él desde el origen de los tiempos. De hecho, hoy en día, cualquiera puede acercarse al puesto de loterías más cercano y probar suerte…

En esta tercera entrega la saga empieza a desligarse del mensaje original de sus predecesoras, alejándose de un drama romántico entre dos chicas y obtando por el recurso más parecido y a la vez, más usado en las películas de terror con maldiciones, el valor de la amistad. El mundo de los sentimientos ha dado lugar a diversas cintas de terror en Asia Oriental desde antes del siglo veintiuno. Ya desde la primera entrega de “The Ring” o su hermana gemela “The Grudge” se veía reflejado ese fuerte vínculo entre el odio, la venganza, envidias y demás pecados carnales intrínsecos al ser humano. 




Wishing Stairs acoge bajo su ala una historia sobre dos grandes amigas, ambas practicantes de ballet, que aspiran al premio de su vida: un viaje a una escuela profesional de ballet en Rusia. El film hace gala de todos los elementos habidos y por haber en este tipo de cine para hacernos ver como una de ellas, la menos habilidosa, empieza a caer en una telaraña de envidia y perjuicios insanos sobre su amiga. Un accidente infortuito la llevará a ser el punto de mira de todas las chicas de la escuela, así como del propio karma. ¿Merecía tanto la pena al final?

La directora al cargo es una tal Yoon Jae-yeon de la que solamente volveremos a ver en “Yoga”, filme del 2009 con una temática y moraleja parecidas. Es con esta cinta con la que la saga “Whispering Corridors” elige seguir el sendero de las yurei tan famosas del asian horror, temática que, teniendo en cuenta que la anterior parte es de la década de los noventas, necesitaba un cambio de aires, por no decir, modernizarse a los deseos de los espectadores consumistas modernos. Pero no por ello tenemos una mala obra, de hecho me atrevería a decir que es mejor que muchas que se lanzaron en aquella época, y más teniendo en cuenta que Japón ostentaba el liderato en este género del terror. Whispering Corridors debía ser la baza coreana que le hiciera frente a las dos grandes que dominaban el mercado, las anteriormente citadas “Sadako” y “Kayako” respectivamente. 




Por ello mismo, y teniendo quizás en cuenta la harta complejidad de la saga de “Ju-On” y el dolor de cabeza que empezaba ya a ocasionar el circo de historias que proponía “Ringu”; se decidió crear un producto que, vendiéndote lo mismo, pudieras entenderlo sin grandes dificultades y usando tres neuronas y media. En sí, la estructura propia de la película es bastante directa y simple de ver, marcando de forma bien diferenciada un primer arco de presentación de los eventos, otro donde se empiezan a torcer las cosas y uno donde ya podemos disfrutar de la maquinaria propia de una cinta de fantasmas.

La transición de la acción y sobretodo la evolución del film es muy claro en todo momento, cogiendo de la mano al espectador y proporcionándole una clara visión de los acontecimientos. Es sencillo comprender lo que estás viendo y el por qué está sucediendo. Esto es claramente demostrable en esa tercera parte donde va haciendo presencia el fantasma y su forma de atormentar a la protagonista. Desde luego, se trata de la carta ganadora.

Por otra parte, y qué menos comentar, el recurso estrella para captarnos en todo momento, no solo el tema ya visto de la amistad si no la belleza con la que nos deleitan con el ballet. Algunas películas de terror para desmarcarse de tópicos como las casas encantadas o maldiciones estúpidas sin ningún argumento, recurren a construirse un tópico suyo propio, ofrecerle una identidad y peso en la obra. Aquí se trata del ballet, en otras como por ejemplo “Cello” la práctica del violonchelo; “Cinderella” con el tema de la cirugía plástica o “Face” sobre las reconstrucciones faciales. Todas ellas obras coreanas y de la misma época adoptan un “elemento” o “entidad” como eje central de todo lo que sucede y con lo que está relacionado. En algunas ocasiones es el foco del problema, en otras, un mero diseño acompañante de la acción principal. El cómo se haga y se lleve a cabo, es algo que merece la pena su estudio. 




De hecho, queda bastante palpable cómo aún con la fantasma de por medio y toda su atmósfera, la idea del ballet y lo que conlleva es más importante que el elemento de las escaleras mágicas que conceden deseos (algo más espiritual o paranormal, que a priori sería el vehículo conductor de toda la acción para explotarlo). Esto significa respetar la línea de las producciones anteriores, pero tú añades algo nuevo, fresco y rejuvenecedor. A esto le aplaudo ampliamente por ser algo que ha escaseado siempre, y si no basta por mirarse una saga cualquier y comprobar que cada película se hacía independiente de las demás, demostrando cómo querían sobresalir y destacar de todas las anteriores (“Tomie”, “Ju-On”, “Ringu”).

Entre el cast podemos destacar a Park Han-byul (“Two Moons” y “Yoga”) como una de las protagonistas; y a Jo An (“Muoi” y “Sorum”) cuyo papel en la obra es bastante curioso e importante. Actuaciones más que soberbias como viene siendo habitual en los orientales, junto a un departamento súper trabajado de luces y sombras, por no mencionar diversos ángulos juguetones bastante bien llevados que añaden un plus en muchas escenas perturbadoras.

Finalmente, ¿la recomiendo? Eso depende de lo que quieras ver. Ya sabiendo de antemano como se manejaban las pelis de terror con fantasmas hay que andarse con ojo con una que, en este caso, no contiene mucha acción ni tampoco sobresaltos. Podría definirse como aquel horror que necesitaban las anteriores para llegar a gustar. Por mí, para echar un rato tranquilo o, de antesala a otra película de terror con “más miga” (véase por ejemplo “Histeria”).

7/10

 

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