Aka: 親指さがし
Aka: Oyayubi Sagashi
Japón, 2006, Naoto Matsuyama
Tras 8 años sin saber el uno del otro, unos jóvenes se vuelven a ver las caras en una reunión de su antiguo colegio. Pero lo que se suponía que tendría que ser alegría y felicidad para recordar viejas experiencias cargadas de nostalgia se vuelve en una pesada losa emocional al recordar a una vieja compañera suya, Yumiko. ¿Desapareció sin más? ¿O acaso murió en aquel inocente juego infantil, Oyayubi Sagashi? Parece que “algo” o “alguien” está devuelta para desvelar el misterio y ponerle el broche final a la historia.
Película de un tipo llamado Naoto Kumazawa del que nunca supe nada y del que creo que jamás volveré a ver, aún con sus “variadas obras” tras sus espaldas. Se nos presenta una obra llena de ideas ya vistas hasta el hartazgo e insoportable pero trae regalo, un potente somnífero. La primera vez casi no, juro que di alguna que otra cabezada pero el revisionado no hizo más que provocarme pesadez en los párpados. Alucinante la alta capacidad para aburrir que nos trae un filme que con solo 90 escasos minutos pareciese extenderse más del doble.
La historia nos narra cómo un apuesto y joven chaval, Takeshi, vuelve a casa de la madre de Yumiko “Porque no puede olvidar”. Él y sus amigos se ven envueltos en un juego que poco nuevo tiene que ofrecerle al espectador, de ahí supongo que debe su poca fortuna en la cultura Asian Horror del 2000. En este caso se nos vende la archiconocida idea de un “ente” que vuelve desde el pasado para acabar con aquellos con los que estaba ligado emocionalmente, unos nenes de primaria.
La transición de escenas y el guión abusan en demasía de una ralentización de la acción que da miedo. Por regla general se suele decir con bastante desconocimiento detrás, que las películas japonesas son lentas pero ésta ha de admitirse que les da la razón. Es absurdo el nivel de lentitud y pesadez, hecho que además aparece en todo: escenas, diálogos, transiciones, etc. Simples conversaciones se alargan indebidamente mediante pausas, miradas, gestos y silencios totalmente absurdos y fuera de lugar para llenar tiempo de rodaje. Por si no fuera poco, la historia cae en un pozo lleno de eventos cuyo comienzo ya predice lo que viene a continuación, con lo que el retraso en su buen avance hacia el final de la obra se vuelve a enlentecer aún más.
cámara genial, humanidad suspensa |
De hecho esto es algo curioso, pues la mayoría del reparto son grandes actores con una reputación medianamente conocida (en el menor de los casos) dentro de la industria cinematográfica nipona. Más que seguro que esta obra fue uno de tantos “trampolines” hacia el éxito.
Y ya para terminar el combinado se nos presenta unos efectos especiales de los entes sobrenaturales totalmente ridículos, rozando la vergüenza ajena. Notoria influencia de las manos grises de “Ju-On” y alguna que otra cuestión propia con el juego del “oyayubi sagashi”, La búsqueda del pulgar. Por el contrario la pareja de la cámara con encuadres muy conseguidos a veces, y una fotografía decente, y en ocasiones, atrevida pueden insuflar algo de simpatismo a un producto más que descafeinado.
Poco volveremos a saber de Runa Nagai |
Pero nada remarcable, ni salvable. En general, el show no nos presenta más que una historia genérica, llena de clichés en un mundo del terror asia bastante conocido. Su único fuerte quizás pueda ser el físico de los actores y actrices. Por lo demás, se aseguran en el camino siestas inminentes y continuo vistazo al móvil. Tengan un café al lado, cuando termine la película se la irá olvidando lentamente.
6/10
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