DIRECTOR: Yôji Yamada
Por regla general los dramas bélicos no son mi género favorito pues pienso que son todos iguales: realzar el poderío americano en la guerra, mostrar escenas explícitas de las batallas, drama de manual.... Pero como viene siendo costumbre en el continente del sol naciente, ellos lo hacen todo desde otro punto de vista que sumado a su intrínseca exquisitez narrativa salen joyitas de cine como esta, Kabei.
Ambientada en la Segunda Guerra Mundial nos cuenta el golpe
que supone para una familia perder al padre tras ser condenado a muerte por “traición”.
Afortunadamente para esta familia psicológicamente rota, aparecerán personajes
que les ayudarán a sobrellevar la situación, tales como un antiguo estudiante
del padre (que era profesor) y una tía lejana de la esposa. Lo que hace
distinto este film de los de su clase es la dirección, elemento que siempre
suelo remarcar en mis reseñas ya que lo considero de vital importancia. Te pueden
tirar a la cara los efectos especiales más bonitos del universo o un
espectáculo de explosiones, pero si no hay una historia con sustancia de
trasfondo, para mí, no va mucho más allá que el mero entretenimiento
palomitero. Esto significa, que la vas a olvidar a la semana. Pero bueno, como
ya he dicho, estamos ante algo diferente, un atractivo que se filmó preciosamente.
Toca a todos los personajes por igual, cargándolos con una marcada personalidad
y profunda consistencia psicológica, por ende alejándolos de los típicos
personajes planos y clichés.
Por otra parte, esas situaciones de desesperanza y tristeza
no son expuestas de manera explícita, sino que el espectador se funde sin
quererlo con los personajes, sintiendo lo que ellos sienten en todo momento. Caracterización
de 10. Además la narrativa sustentada sobre todo por esos diálogos simples pero
con sustancia terminan de rematar una obra que claramente no es para todos.
Exacto, ya sea por su larga duración o por la forma en la que se cuentan los
hechos puede llegar aburrir, pero si tienes una rodadura en el cine asia no
supone ningún problema. Añadir que la película cuenta con una música EXCELENTE,
colocada cuando hace falta y cuando no, pues nada; lo mismo digo con la
fotografía, bellísima.
Como dato curioso decir que está basada en la vida de un
ayudante del famoso director Akira
Kurosawa. Y para terminar he de reconocer que para ser un relato biográfico
está muy bien hecho, se nota cuando un proyecto se hace con cariño y esfuerzo.
Personalmente la veo
como una película de no obligado, pero sí de recomendado visionado y más si
eres de los que disfruta fotograma a fotograma de lo que sucede en pantalla; yo
por mi parte gocé de muy buena compañía.
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