5 ene 2020

The Vanished

Título Original: 雨の町
a.k.a.: ame no machi
a.k.a.: The Vanished
2006, Japón, Makoto Tanaka 





































¿Quién dijo que vivir en las montañas sería aburrido?

Realizando un pequeño ejercicio de traducción, “雨の町”(romanizado como “ame no machi”), vendría a significar “El Pueblo de La Lluvia”, título que nos transportaría a un concepto mucho más preciso y además, acorde a la par que “romántico”, por llamarlo de alguna forma. Tranquilos, que nadie piense que la peli va de un pueblo donde no para de llover, no, no se trata de “Dark Water”.

Un reportero, bastante desdichado todo sea dicho, termina aceptando contra su voluntad un trabajo que el capullo de su jefe le propone: investigar la extraña muerte de un niño sin órganos internos. Una cosa lleva a la otra, y termina en un pueblo misterioso, con no más de 5 familias, rodeado de leyendas sobre demonios, y gente que desaparece. ¿Podría ser ésta su gran oportunidad para reflotar de su cochambrosa carrera o, podría llegar a afectarle demasiado? Todo depende de lo que le suceda en su destino, el pueblo de “Hinatamura”.



waifu indiscutible

Antes de hablar sobre la película, y todo lo que tiene por ofrecernos, me gustaría hacer un trabajo de reflexión bastante… importante diría yo. La cinta sale al mercado DVD allá por el 2006, año estrella de la ya empezada época blockbuster del momento, el “SadaNami”. Por tanto, proclamarse una película de terror japonesa y tener un guión sobre maldiciones de fantasmas de pelo largo negro, es hablar de lo mismo. Sin embargo, el staff tras “The Vanished” tomó otra ruta, otra muy distinta, nada más y nada menos que usar niños demonio. Sin contar mucho más de la película, diré que recuerda en esencia a “El Pueblo de los Malditos” de Carpenter. Hay por ahí quienes notan influencias de “Cromosoma 3” de Cronenberg o “La Invasión de los Ultracuerpos”, cada uno que saque sus conclusiones.

En esencia, “Ame no Machi” vuelca todo su peso en la trama, una historia clave que se sale de moldes clichés y un elenco de personajes cuanto menos, “pintorescos”. Cuando anteriormente comenté que el reportero protagonista era un desdichado me quedé corto. Al pobre desgraciado nunca le ha ido bien en su vida: se crió bajo una atmósfera malsana, sin padre y con una puta del 3 al cuarto como madre. Abandonado a su suerte en un apartamento lleno de deudas y sin llegar a los 10 años, encauzará el resto de su vida bajo la tutela del que será su futuro jefe en una revista sobre fenómenos paranormales, monstruos y demás propaganda barata. Por si no fuera poco, está arruinado y no tiene un hogar fijo. Si piensas en una especie de vagabundo no estarías muy desencaminado. Toda esta “valiosa” información que el film se toma la molestia de mostrarnos durante la primera parte del metraje poco o casi nada ayudará a lo que viene siendo el nudo de la historia. Resulta curioso, pues en ningún momento se usa nada de todo eso para montar drama barato ni refregarnos 30 veces por la cara lo mal que le va la vida.



los primeros 5mins son de mucho cuidado

Casi por capricho del destino, la deuteragonista da la sensación de entrar al show para sonsacarle alguna que otra pequeña conversación al prota y así, ayudándonos a saber un poco de su mentalidad o “qué opina de lo que le rodea”. Sus respuestas estarían muy ligadas a todo su background personal.

Pero eso no es lo que de verdad importa en este pueblito donde no llueve, sino el misterio que le rodea. Toda esta idea de un pueblo abandonado donde pasan cosas spookies y hay una leyenda que envuelve el sitio es una de mis debilidades narrativas; y cuando le mandas la tarea a un japonés, todo se vuelve aún mejor. Contado con ese arte japonés tan marca de la casa, al comienzo nos muestran pinceladas al aire de qué sucede. Ésto sería como si antes de comer nos pusieran por delante y en bandeja de plata los ingredientes, todo muy a modo de “¿qué, sabes qué vas a comer?”.

La genial narrativa de la obra se basa en la percepción del protagonista, nuestro simpático reportero, cuando llega al pueblo e intenta unir cabos mientras no entiende nada de lo que los demás secundarios intentan hablarle. ¿Mis personajes “buenos” son los “malos” de todo este enredo?-pensaría seguramente. Este recurso, muchas veces usado en obras sobre personajes que están locos, y se creen que todos están metidos en una conspiración para matarlo, resulta de vital importancia, pues, en la piel del protagonista, el espectador también puede sumergirse de igual forma en la investigación del pueblo.

De camino al sitio, toma lugar una interesantísima conversación en el coche entre el reportero y la chica que le acompaña. Se menciona la leyenda del “amanojaku” y el incidente que sucedió 30-35 años atrás en el pueblo. Todo eso, junto con el misterio del niño sin órganos forma una amalgama un tanto intragrable, pero que, durante la segunda mitad ya digo que la película logra darle una buena forma. Y digo como lo digo ésto ultimo ya que una vez terminada la cinta, además de quedarte con el ceño fruncido por ese final tan terrorífico como sobrecogedor a partes iguales, todos esos temas de la leyenda y demás no son tratados a fondo in tutto il film. Podría decirse que la trama te muestra lo que decide mostrarte, y lo que no, es ya trabajo individual del espectador.

Con todo ello solo me gustaría comentar “la leyenda de amanojaku” pues vendría a ser lo que menos bola se le da, y además, se ve que todo está relacionado. Amanojaku es uno de esos incontables “yokai” de la mitología japonesa, una especie de ogro pequeño, malvado y perverso, que influye negativamente en los humanos, como poseyéndoles o convenciéndoles de realizar actos malvados. ¿Cómo se relaciona ello con ese incidente de hace 30 años? ¿Qué tienen que ver los niños de la portada de la película? ¿Y cómo queda todo eso encajado dentro de la trama? 




Otros recursos bastante notables a comentar son un par de plot-twists que se disfrutan de una forma bastante agradable, una dirección notable para un director que en aquel momento no tenía mucha destreza con la batuta, y una fotografía espectacular.
Una cosa está clara, puede que en el pueblo estén pasando cosas malas, pero ello no quita que esté rodeado de tanta belleza. Un paisaje rural entre montañas francamente humilde. Los esfuerzos van dirigidos a sacarle partido a las 3 calles, un puente y alguna que otra caminata por el bosquecillo colindante a la aldea. Son más que suficientes para mostrarnos la belleza de cualquier pobladito chico de Japón.

Obviamente y como no iba a ser menos, las relaciones entre personajes, tanto el tipo de diálogos como la interacción humana (esto es, mostrando tus sentimientos) lleva el sello oficial “Made in Japan”. “¿Por qué actúa este personaje de esa manera? ¡Zúrrale, coño!” o “¿Pero por qué no la besa?” serían ejemplos-tipo de ello. Lo bueno es que se nos es mostrado parte del comportamiento humano japonés, si ya un pobre ignorante cualesquiera quiera decir que se tratan de malas interpretaciones… bueno, las opiniones son como los culos, todos tienen uno.

No terminaré sin mencionar positivamente los efectos especiales. Mi mayor enhorabuena. Para una peli que se vende de una manera muy humilde y que sobretodo, simplifica la trama a lo mínimo necesario (imaginarse en yuxtaposición a producciones como JuOn, Ringu, Chakushin Ari, etc), cuida con sumo detalle aquellas escenas en las que se ve de uso obligado los FX. Supongo que tener al artista de Devil May Cry y animador de “Mi Vecino Totoro” tiene algo que ver, ¿no?


Incomprendida obra anti sistema, 7/10.



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