4 ago 2022

La Casa sin Fronteras

Título original: La Casa sin Fronteras
España, 1972, Pedro Olea




















 

 ¡¡¡CONTIENE SPOILERS!!!

El cine de terror español nunca me ha terminado de llamar la atención, no posee un ánima que me sepa seducir y, por tanto, atraer. Deficientes interpretaciones, chismes nacionales, politización de manual… uno termina por cansarse de ver siempre lo mismo. Pareciera que hemos perdido la noción de nuestra propia historia, de nuestras raíces y de las posibilidades ocultas que tenemos por ofrecer al mundo. Sin embargo, y para mi buen agrado, hubo un tiempo atrás, donde el cine español resultaba de gran interés. Contaba historias de buena manera, enroscaba críticas en forma de metáforas y hacía suya una manera de narrar una historia. Esta buena razón pareciera reforzarse a cada nuevo film del siglo pasado que contemplo. Quizás, asqueado en demasía por el sobre industrial e insulso uso de esta nueva forma de hacer cine, no obstante, he de dar gracias por haber conocido esta otra añeja manera. Un legado, olvidado cuando no vilipendiado.


¿Cómo es pues, que actualmente no se haya descubierto aún el mensaje que esconde esta obra? De buen grado voy a intentar adentrarme en sus ideas, que no pocas, para dejar constancia de ellas en calidad de referencias.

1) Se parte de la premisa siempre que esta obra es un producto de su tiempo, la España franquista setentera. La censura en el arte se hacía presente sin temor alguno, por lo que, para evidenciar una denuncia de cara al público, era preciso adornarla un poco. Es ese, y no otro, el principal objetivo de esta película. Todo se resume en una gran fachada, buenamente enriquecida y embadurnada generosamente en misterio, no cabe duda, pero una gran fachada. ¿No es acaso el protagonista una representación de ti, espectador? ¿La sociedad secreta no representa a su misma vez el papel del Estado, como una asociación de intereses largos y poderosos? ¿Y la chica, sería imprudente reflejarla ante la anhelada idea de libertad, cambio de régimen?

2) La película supone un reflejo del mundo que rodea al protagonista, Daniel, desde su punto de vista. No olvidemos jamás que la obra se inaugura narrando su voz en off, una carta a su madre. Desde este punto ya el metraje te está diciendo lo que más tarda te patentiza, una letanía de desventuras que se tornan como auténticas pesadillas psicodélicas y horrorizantes que atormentan al joven: ¿qué es esta sociedad? ¿por qué me han cambiado el nombre? ¿es verdad que esa joven hizo aquello de lo que se le acusa? ¿por qué da tan mal rollo el viejo de la pensión? 


3) La ambientación actúa como catalizador inflamable de reactiva naturaleza ante todo lo planteado en el punto anterior, mostrando como, además del conjunto de interrogantes que se le apilan a Daniel, se le une una deprimente escenografía. Todos los días lluviosos, fríos, helados podría llegar a decirse. Esa humedad que unida a lo anterior le atraviesa hasta los huesos… Lejos de su casa y asediado diariamente por este galimatías en el que se ha metido. No nos olvidemos tampoco de esa perpetua sensación de sentirse observado y estudiado por la propia organización. Saben en todo momento dónde está y qué es lo que hace. ¿Otro guiño más a la dictadura?

4) Como perfecta metáfora de su tiempo, la obra te planta los personajes como representaciones del mundo actual. Por tanto, es absurdo intentar buscarle más explicaciones a elementos que están ahí simplemente como un faro que refleja su propia luz, la idea. La sociedad secreta poco nos tiene que importar a qué se dedique, siempre nos da a entender lo típico de cualquier organismo de esta índole, esto es, secreta, sanguinaria y dominadora de todo lo que pueda en derredor suya.

El protagonista tarda un tiempo en intentar asimilar la complejidad de la ecuación en la que se encuentra, esto le lleva a plantearse en silencio si intentar huir o enfrentarse en vano. Podemos considerar el pasaje de la posada a la que ingresa una noche. Abatido por lo acontecido, decide relajarse ante un bar de mala muerte, con borrachos, mujeres pasadas de muchas cosas y un ambiente nauseabundo. Se percata que ese intento de desconexión no le sirve de mucho (conversación vacía con la prostituta). 


Es entonces cuando intenta arreglar el problema por las buenas, yendo a la casa, origen de todos sus males. Sin embargo, podemos ver que por muchas veces que vaya, no puede entrar.

¿Se va entendiendo por qué es imposible enfrentarse al sistema? Ni echándose a los vicios ni tampoco enfrentarse a las dificultades, la única salida es “aceptar lo que hay que hacer”. En aquella época, era aceptar las normas y mentalidad del régimen. En el universo cinematográfico del director, consistía en tomar la misión y buscar a la chica. ¿Y qué es lo que sucede cuando da con ella? Su perdición. Otra vez la analogía se hace presente al constatar finalmente, en la silla de las torturas, de su fatal destino en ir en contra del régimen. Era una época, que, si nos paramos a meditar, no dista mucho de lo que actualmente tenemos. De otra forma, pero la base no cambia.

Por otra parte, se agradece el final. Se conjuga en perfecta sintonía con la temática general que ofrece la película. Raro sería que fuera de otro estilo, ¿no? ¿No es también otro guiño extra a la constancia demandada que realiza el director?

5) ¿Cine de terror? Hmm… no hay monstruos no, no hay sonidos estridentes tampoco… ¿qué es esto? ¿Un thriller oscuro? Tal vez... ¿tal vez thriller psicológico? Sin lugar a dudas, el juego de los personajes es primordial, todos los personajes nunca dejan de ser interesantes. Este es realmente uno de los motivos por los que puedes seguir viendo la película. Puede ser lenta, puede que creas que haya envejecido mucho y mal, pero el desarrollo de los personajes es perfecto. Vas descubriendo cosas de aquí y de allá hasta el final. Sigues al protagonista porque te interesa tanto como a él saber qué va a pasar a continuación.


Atemporal producción española. Recomendable, sin lugar a dudas. 8/10

 



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