DIRECTOR: NORIO TSURUTA
Tercera y última entrega de la trilogía de terror “Next Horror” lanzada en el verano del 2013. En esta ocasión el director encargado es Norio Tsuruta conocido por Ringu 0: Basudei, Kakashi (Espantapájaros) o la adaptación life action de Orochi y que yo admiro mucho aun habiéndome visto pocos filmes suyos. ¿Por qué? Simple, sabe combinar a la perfección un drama doloroso y un buen terror sacando sentimientos encontrados en el espectador.
En esta nueva entrega y para cerrar por la puerta grande la
saga nos alejamos del terror de las dos producciones anteriores para
sumergirnos en una historia muy triste, real y crítica. La premisa es muy clara
con sus intenciones: una chica tiene que cuidar de su hermano tras la muerte de
su padre y el abandono de su madre, no quedándole otra que meterse en el
negocio de la prostitución para poder mantener al pequeño. Un día se retrasa en
el trabajo y al volver a su casa se encontrará un terrible escenario… Paralelamente
una compañera del trabajo le habla sobre una app del móvil capaz de hablar con
los muertos.
Como ya nos mostró el maestro en su Ringu, se nos presenta
la típica maldición de turno a la japonesa pero aprovecha para introducir un
drama muy bien conseguido y mezclado con terror. De hecho si nos damos cuenta
el terror aquí no es el protagonista, es algo meramente circunstancial y
secundario que había que ponerlo porque así lo exigían. Hablando de esto,
dentro de los tres guionistas tenemos a Takashige Ichise, productor a la vez y
también muy famoso por donde quiera que vaya por promocionar el “From the
producer of The Ring and Ju-On” para atraer público (aunque después sea una
mierda la peli, da igual).
Volviendo a nuestra película y al contrario de otras cintas,
Ichise no mete la pata a la hora de colaborar en el guión (o igual Tsuruta tuvo
algo/mucho que ver ahí, no se sabe) y queda un producto cuyo fuerte es darle a entender
al espectador el negocio de la prostitución y cómo una joven tiene que recurrir
a él cómo única forma de salir adelante y todo lo que ello conlleva: dejar al
niño en casa la gran parte del tiempo, tener que lidiar con la escoria de su
madre ahogada en deudas, problemas con los clientes, etc.
Entre tanta tristeza de por medio aparece también cierto
personaje que al igual que todos los personajes de la trama su función es
aprender, aprender de los demás y de las consecuencias; y que sin quererlo se
verá inmiscuido sentimentalmente a niveles que él ya no creía posibles (como
los demás).
Una lección para los personajes y una redención que cada uno
de ellos tendrán que asumir, aunque les cueste la vida. Por otro lado y como ya
pudimos ver en Kairo de Kiyoshi Kurosawa se nos presenta la tecnología como
puerta al más allá. En la obra de Kurosawa eran los ordenadores y el internet
en general y aquí aprovechando los nuevos tiempos tenemos el mundo de los
nuevos móviles, los smartphones. He visto muy acertada la implementación de una
aplicación que te permita hablar con los muertos y cómo le afecta a los
personajes. Asimismo asistimos a una narrativa fabulosa que al principio aúna
dos historias para, poco a poco, disolverlas bajo un mismo mensaje.
A pesar del bajo presupuesto y como da el pego (calidad
TV-Movie, maquillaje, efectos especiales) a mí no me ha molestado en absoluto,
supongo que puede ser porque ya estoy acostumbrado a las prestaciones del
V-Cinema nipón. Pero en vamos, un peliculón de 5 estrellas muy recomendable
para aquellos amantes del cine de terror asiático que vayan buscando algo
diferente y con crítica social de paso.
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