5 jun 2016

¡Nuevo episodio!

4- TOM

"Instituto de Enseñanza Midwich"
"4º E.S.O-C - Ciencias y Tecnología"
"Pasillo Este"
"Aula 09"
"08:30 am"
"Miércoles"

-Buenos días, hurón!
-Huroooooon!!!
-¿Has comido muchos ratones, hurón?
-jajaja, eso eso. ¿Has comido muchas ratas esta noche, hurón?

No era la primera vez que le llamaban así.

-Te hemos hecho una pregunta hurón...

Les había avisado.

-Os he dicho muchas veces que no me llaméis así y también os he dicho lo que os pasaría si me lo volvieráis a decir-dijo Tom. La clase se había callado. El profesor se estaba retrasando. Había mucha tensión en el ambiente. Tom vestía una sudadera negra y su flequillo negro le tapaba el rostro casi por completo.
-¿Y qué me vas a hacer? ¿Morderme? JAJAJA
-JAJAJAJAJA

Tom se levantó de sus silla, agarró por el brazo izquierdo a uno de los gemelos, se lo retorció. De un salto se puso encima de la mesa. El contrincante se retorcía de dolor. Recibió una patada en la cara, calló al suelo.
El gemelo intentó abalanzarse sobre él, pero corrió una suerte parecida. Tom se agachó al oído de los hermanos y les susurró: -Volvéis a llamarme Hurón y os tendrán que recoger de aquí en una camilla. Por cierto, los hurones se alimentan de conejos.

Desde aquel día se ganó el respeto por unos, el miedo o aspaviento por otros. Aya le comprendía. Nunca más le volvió a ver así. 
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Estaba delante de la pantalla.
¡Completado el escáner! ¡Memorias limpias! 0 errores.
-Puufff...estoy desesperada ya. No sé qué le pasa a esto. Creo que voy a pedirle otro al profesor Gordon, mañana.

La impresora gimió, empezó a vomitar hojas de información a cerca de aquella mansión. Se acomodó en su cama y empezó a leerse toda esa información. A las dos horas se quedó dormida en un mar de sentimientos y de recuerdos mezclados.
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A las 16:00 estaba en aquel parque, en aquel banco y con aquel paquete de pipas de girasol. Hacía frío. Deseaba que llegaran los otros dos.
A los 5 minutos se presentó Tom con las manos en los bolsillos. Le dijo un "Hola" vacío de todo afecto o alegría, sólo era una expresión hecha dentro de su burocracia lingüística.
-Hola!! ¿Qué tal? ¿Sabes algo de John? No me responde al móvil, sa...-dijo la chica.
-Estará al caer seguramente- le respondió.

A unos segundos llegó el nombrado. Pusieron rumbo a la mansión.
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-Apartaos-dijo Tom
De un golpe efectuado con su hombro derecho abrió la puerta principal, la puerta rechinó emitiendo un sonido parecido al de muchas películas hollywoodienses.
-¿Habéis traído todo?- preguntó John. Aya iba alumbrando por doquier.
-Parad de malgastar las pilas. No durarán para siempre. Esto debe ser el Hall principal de este caserón.-A la par iba investigando una pequeña litera anexa a la enorme puerta de entrada-¡Eureka!...Un mapa de la casa, una linterna, unas llaves, una radio y....una pistola.-musitó
-¿Cómo?-preguntó John
-Lo que has oído, una pistola. No sé disparar. ¿Alguien sabe?-interrogó al dúo Tom.
-Yo....aprendí de mi padre-respondió Aya un tanto sorprendida.
-Toma. Úsala como último recurso. Está cargada. No hay más cargadores.-dijo Tom.
-Es una Beretta. 15 balas tiene. Arma de corta distancia, no muy efectiva a larga/media distancia.-citó la adolescente. Se la equipó en el muslo izquierdo, en su cartuchera.
-Un segundo...¿Te has traído unas cartucheras? ¿Pero es que sabías que íbamos a necesitar armas?-exclamó sorprendido John.

Aya le miró como si no le conociera, mientras tanto, Tom exploró el habitáculo donde se encontraban. "Esto es gigante"-pensó. Se dirigió a las escaleras que estaban en medio de la habitación y que subían a la segunda planta. A la izquierda y sobre una pequeña mesa reposaba con mucho polvo, una vieja máquina de escribir. "Me resulta familiar esto"-pensó para sus adentros.

-Muy bien, chicos. Lo primero es encontrar la sala de las calderas para encender las luces, esto está todo muy oscuro.-dijo Aya.
-Pueees.. a ver...estamos aquí...y la sala de calderas....está.....ehmm....-decía para sus adentros John mientras hacía esfuerzos por entender el mapa del caserón.
-Trae John, eres malísimo orientándote y lo sabes. Según recuerdo a Tom se le dió de fábula aquella vez que nos perdimos en el bosque en 3º. Será mejor que lo lleve él.- expresó Aya con cierto brillo en los ojos. 
Se acercó al joven que estaba absorto en elaborar un mapa mental de lo que estaba viendo alrededor suya. No la oyó acercarse. Cuando Aya le tocó el brazo tuvo que reprimir un sobresalto.
-Toma. Sé que se te da bien la orientación y los mapas. ¿Querrías ser nuestros ojos y guía aquí?- le dijo en tono atrevido la joven.
Él la miró con tono incrédulo y aceptó diciendo: Gracias.

Paralelamente, John se dirigió a una de las puertas del Hall que tenía grabadas las palabras: "Sótano-Sala de Calderas". Intentó abrirla pero no lo consiguió. ¿Estaba trabada? Pensó un poco. 
Se dirigía hacia la pareja que hablaba y de pronto oyó un susurro: Miró hacia arriba de las escaleras y exhaló como un último respiro:
-¿Ma..ma..ma...mamá?  

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