DIRECTOR: SION SONO
¡¡CONTIENE SPOILERS!!
Una de las películas más icónicas, representativas y famosas
del director, guionista y poeta Sion Sono es sin lugar a dudas “Suicide Club”.
Obra cumbre en su carrera y primera producción con prestigio internacional
(cabalgó durante años por festivales de todo el mundo) que ya adelantaba su
peculiar forma de hacer cine.
Jisatsu Circle es de esas cintas cuya opinión se encuentra
visiblemente dividida en dos bandos: los que la odian y/o no les gusta (porque
básicamente no la han entendido/se esperaban otra cosa) y el grupo de
residentes que les encanta por ser un distintivo bastante apetitoso al género y
más en concreto, porque comprendieron el mensaje principal del film. Yo, una
vez más padezco el síndrome del “tercer
bando” como me he permitido auto-denominarlo y que aúna a aquellos
espectadores que a expensas de haber entendido y comprendido la idea de la
cinta, sencillamente, no les atrae. Así es, tengo que admitir la crítica que
emana por los cuatro costados esta obra del prestigioso J-Cinema, pero en lo
personal, pienso que se podría haber expuesto de una forma más directa y con
menos complicaciones. Me explico:
¿Alguna vez has oído hablar de la expresión “No es el qué se
dice, sino el cómo se dice”? Seguro que sí, y a pesar de que a priori no se le
da mucha importancia, tiene más que la que creemos. Un ejemplo práctico podría
ser la discusión de un tema algo peliagudo (o no) y tratarlo con serenidad y
tranquilidad mientras te opones a él o, por otra parte, saltar irascible y furioso
también, oponiéndote a él. Ojo, no confundir con “ser políticamente incorrecto”.
Veréis, con la explosión que provocó accidentalmente la
Ringu de Hideo Nakata, la industria del cine español giró la cabeza por primera
vez hacia ese continente tan lejano que era Japón y comenzó a importar obras
suyas dentro de nuestras fronteras. Obviamente se trataban de películas de
terror y a día de hoy, distribuidoras como “MediaTres Estudio” o “Selecta
Visión” siguen trayéndonos a cuenta gotas más obras de ese país. Por otra parte
no sé si os habréis dado cuenta o no, pero parece que esas compañías
iniciadoras (no confundir con las citadas) no se tomaban muy en serio el tema
de elegir películas y pillaban por los pelos aquellas que tenían una gran fama
a nivel internacional; doblándolas de mala manera y publicitándolas como unas
J-Horror Extremes… Cierto es que la gran mayoría eran filmes de terror, pero
otras no, ¿adivináis ahora a quién me refiero? Exacto, a Suicide Club. Esta
película es el perfecto ejemplo de cinta japonesa que con tener un escaparate
aparentemente de “terror” ya se la etiquetaba, empaquetaba y exponía en las
tiendas/videoclubs de todo el país como una horror movie. Porque vamos a ver,
El Club del Suicidio NO es una película de TERROR. En absoluto.
Entonces si tenemos en cuenta los dos párrafos anteriores podemos
entender el por qué de que el primer grupo que antes he nombrado tenga tantos
adeptos, ¡se esperaban otra cosa a la que les vendieron!
Además y para más inri si cabe, estamos ante una producción
que no se la puede criticar con sólo verla una vez y ya está. No porque yo lo
diga, sino porque no se entera uno de nada. Quitando el segundo visionado que le
eché, hay que empezar por mencionar el fundamento intrínseco de esta obra,
¿cuál es su objetivo? ¿Acaso Neon Genesis Evangelion es una acción llena de
mechas dándose de ostias? No, ¿verdad? ¿Y entonces por qué tanta gente la odia?
Pues porque no saben ir más allá, ahondar en el verdadero significado que está
detrás de una estudiada y premeditada máscara.
Suicide Club NO es una película de terror, Suicide Club NO
es una película de intriga y Suicide Club no es thriller; y no es ninguna de
esas tres cosas porque no le interesa. De hecho son un mero recurso estilístico
usado de vez en cuando, de aquella manera sin darle mucha importancia y
haciendo ver que ¡oye! La peli no gira entorno a la investigación del detective
y su ayudante (paralelamente Anno empleó la misma técnica de los mechas en su
Evangelio). Entonces…¿Qué es El Club del Suicidio? ¿Qué qué es? Una crítica,
una llamada de atención a la sociedad, un reclamo.
Otro tema a considerar es que en la época en la que se rodó
la peli se sucedían muchos suicidios en Japón y de esta forma el cineasta lo aprovechó
para incluirlo en su obra. ¿Os acordáis de esa escena en la que una chavalada
se tira desde el balcón de una escuela? No la veis algo…¿rara? Como anti
natural, ¿forzada tal vez? Otro motivo más para darse cuenta de las verdaderas
intenciones del director. Pasa lo mismo con esa tarantiniana introducción.
Estamos ante una crítica en cubierta contra varios factores
como es el de la falta de personalidad en los jóvenes y su fácil manipulación
por las modas (el efecto Desert con sus canciones de doble sentido), la
carencia de vida que un sujeto posee dentro de una sociedad estandarizada y
bajo unas rutinas casi agobiantes (las tomas de las personas que iban en el
metro lo dicen todo, la vida personal que nos es mostrada del detective
encargado) y su posterior cura. Una cura basada en la autoreflexión del mundo
que te rodea y ser consciente con uno mismo, llegando a formar un solo sujeto
con todos los que te rodean. El stress, ajetreo o las prisas son elementos muy
cotidianos en cualquier ciudad, pero en nuestro caso se acentúa si nos vamos al
país del sol naciente.
A medida que avanza la película nos va mostrando diversas
escenas con distintos propósitos igualmente sugerentes y reveladores. Cuando
Kuroda se suicida delante de sus compañeros no lo hace porque sí, sino porque
por fin comprende el significado de los suicidios: si no te ves capaz de ser
uno solo con todos, no mereces vivir. Hay que saber apreciar la vida y además
el suicidio es la muerte más popular en Japón, por delante de crímenes u otros
delitos. Si te fijas antes de pegarse el tiro dice “ellos no son los culpables”.
También observamos diversas escenas con cierto toque humorístico que son más
una válvula de escape que otra cosa u otras bastante grotescas, como la de
Génesis.
Entre todo este batiburrillo de trama aparece “Noriko” con
un protagonismo casi secundario, pues el espectador pensaba que el detective
iba a ser el prota de la función. La cosa es que, tanto Noriko como Shibusawa
empiezan por el mismo camino; pero la chica descubre el núcleo de todo el
entramado de suicidios diarios; hasta “enfrentarse” contra el jurado, uno
presidido por críos, símbolo internacional de la pureza e inocencia.
Entonces con todo lo ya dicho el director programó el juego
de tal forma que el espectador se familiarizase con uno de los dos, ¿entendiste
bien el final de la película? ¿Por qué Noriko mira de esa forma al joven
policía? Shibusawa sigue sin entender el mensaje de lo que le rodea, al igual
que el grupo de incompetentes que trabajan en el caso; y es que a veces, los
árboles no te dejan ver el bosque.
0 comentarios :
Publicar un comentario