(Shinrei shashin noroito)
aka: Cursed Images
Japón, 2006, Kôta Yoshida
Esta curiosa producción de baja factura técnica tiene aspectos
muy llamativos que la pueden transformar en una especie de joya oculta pero, no
apta para todos los públicos. Con esto no me refiero a que tenga escenas
desagradables o fuertes, sino a la historia que nos relata, de difícil
comprensión pudiendo inclusive, necesitar un segundo visionado. Por lo tanto
recomiendo verla con los seis sentidos puestos, sin perder detalle de nada, ya
que algunas cosas importantes se van en escenas aparentemente insignificantes.
La historia es el único fuerte del que puede sacar pecho
esta cinta. Narra a la perfección su idea de una maldición nacida de un pasado
oscuro y terrible, además de otro caso (secuestro de niños) que lo utiliza para
confundir al espectador. No entro en más materia por no spoilear y porque al
fin y al cabo no tiene mucho contenido que sacar, la verdad. Es una peli que
dura poco más de una hora logrando su cometido acertadamente. Eso de dar terror
se lo dejo a cada uno, dependiendo si eres una persona muy miedosa o no. Yo desde
ya admito que aunque no me he llevado ningún susto, esa atmósfera oscura y
turbia que genera el film es harta entretenida, manteniendo el suspense y las
ganas por saber lo que sucede a continuación.
Igualmente la narrativa se lleva perfectamente a cabo
(considerando las pobres actuaciones de los actores y el bajo presupuesto que
denota la peli), destacándose sobre el resto de factores (aspectos técnicos más
que nada). De hecho la complejidad narrativa que presenta “Ghost Photos” me ha
recordado a las famosas producciones del maestro Takashi Shimizu, Ju-On. No
porque te den una idea desordenada en el tiempo y tengas que armarla como si de
un puzzle se tratara, sino porque aquí juega con la protagonista (la película
está enfocada desde su perspectiva y esto lleva a una mejor inmersión) y si a ella
le confunde algo ti, también.
Lamentablemente y como antes cité rápidamente, las
actuaciones dejan que desear para los estándares argumentales tan altos que
tiene la obra. Tenemos un repertorio de gesticulaciones o caras de lo más raras
(sobre todo por la protagonista Toshiko e interpretada por Yuki Terada) cuando
no, falta de emotividad en una situación triste (descartar esos llantos
totalmente forzosos del padre). Quizás de entre todos, el personaje de la madre
(Sachiko Matsuura) es quién mejor se mete en su papel, ganándose la segura
antipatía por el público por el personaje que interpreta.
En lo personal la maldición con ese toque a lo Project Zero
le da un buen empuje, aunque se le podría haber sacado mucho más jugo, deja
pocos cabos sueltos. Para terminar en los créditos nos deja una preciosa
canción, Ameagari no gogo del grupo L-Lulu, que bajo mi propia interpretación cuerda
con los sentimientos tristes del fantasma.
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