aka: Blind
Corea del Sur, 2011, Ahn Sang-hoon
No dependas sólo de lo que ves
Tras un grave accidente, Min Soo-ah queda impedida
visualmente de todo lo que le rodea. Un día, tras visitar a su cuidadora en su
antiguo orfanato y esperar durante mucho tiempo a que la recojan, un extraño
coche oscuro se ofrece a llevarla a su casa considerando la copiosa lluvia que
cae. Durante el trayecto algo no va bien, y un accidente automovilístico sorprende
al misterioso chófer. La chica, en un intento de ayudar, empeora el asunto,
dándose a la fuga el conductor. Paralelamente, la policía está investigando un
caso de desapariciones de jóvenes, ¿Tendrá algo que ver?
El artista al mando de esta obra no es otro que Ahn
Sang-hoon (안상훈) que aunque a día de hoy haya
hecho poco más que un puñado de obras, se dio a conocer internacionalmente en
2006 con Arang, película de terror sobre una leyenda coreana. Dentro de su
carrera fílmica, “Blind” es la segunda obra de este hombre que, alejándose del
panorama de terror, se adentra en el thriller de suspense, campo que por lo que
se ve, se le da mejor que el horror.
Cuando hará ya unos meses le hice la crítica a Cure de
Kiyoshi Kurosawa, cité tal film como el modelo a seguir para el prototipo de
las cintas de suspense policíaco y de terror. Pues bien, “Blind” es el perfecto
ejemplo de Thriller de suspense, aquí nada falla. ¿Qué es lo que hace tan
grande a este film? Muchas cosas, como que no para en ningún segundo. Desde que
comienza la función no podrás desviar la mirada de la pantalla de lo absorbente
que resulta la historia que nos están contando. Y es que a diferencia de cómo
nos tiene acostumbrado el cine norteamericano, aquí no hay héroes macizos que
salven al pobre desgraciado de turno mientras una combinación de chistes
pedorros, acción con cañonazos patriotas americanos y un desfile de efectos
especiales por Michael Bay pasen por pantalla. Nada de eso, la industria
asiática se caracteriza de hacer mucho con muy poco, con una idea simple te
pueden montar el mejor escenario con el más sencillo de los recursos pero que,
de alguna forma, se las ingenian para entrar en la mente del espectador y
sacarle a la luz una gama de emociones. ¡Ahí radica la gracia e idea más
primitiva del arte! Porque no creo que haya que decir a estas alturas que el
cine ES arte. ¿O acaso una pintura no puede conmover al público? ¿Una pieza de
Beethooven? ¿Y un poema? Lo mismo puede hacer el cine, y en esta película
relanza esta idea para elevarla al exponente más superlativo. Tan pronto puedes
estar riéndote a carcajada abierta, como puedes estar melancólico, llorando o
al filo del asiento mientras te comes las uñas por saber qué va a suceder a
continuación.
Me sorprendió mucho que en una película la historia girara
en torno a una ciega, es algo que nunca se me había presentado por delante en
un film de estas características. Lejos de dar pena en el espectador, ahonda en
la grandísima capacidad que pueden llegar a tener estos impedidos visuales y lo
marginados que están por las personas para ciertos temas.
Hablando de temas, el fuerte de la peli no es otro que la
gran carga emocional que despiertan en el espectador. No lo digo por las
escenas de peleas (que también pues resultan súper inmersivas), sino por otras
en las que la pérdida de un protagonista principal nos puede llegar a conmover.
El por qué puede llegar a afectarnos tanto viene dado por la acertada compenetración
que ha ido tejiendo el film con los personajes ficticios y contigo,
volviéndolos realistas.
Y esto no sería posible sin unas actuaciones de oro por
parte de un elenco de actores magistrales, que ya quisieran muchos “famosos”
estar a su altura. Nuestra protagonista a la que ya pudimos ver en la pasable y
mediocre cinta de terror “Dead Friend”, aquí se la exprime hasta (atrevería a
decir) el máximo, sacándole muchísimo jugo a su personaje. Yoo Seung-ho (유승호), el joven rebelde; Jo Hee-bong (조희봉)
da vida al típico detective patoso pero que aquí convence; o el malo malísimo
interpretado al detalle y con gran calidad por Yang Yeong-jo (양영조).
Habiendo dado vida a multitud de facetas distintas en filmes como “My Love Yuri
(2007)”, “Seven Days (2007)” o “La Isla (1999)”. No nos olvidemos de nuestra
fiel compañera Dali (달이) interpretando a la perra guía.
Simple y sencillamente espectaculares.
Sin lugar a dudas, cuando se le pone todo el corazón a lo
que haces se nota, y por ello me levanto y aplaudo a este cineasta por saber
introducir todo esto con una gran narrativa tan absorbente y complicada. La
música, de lo mejor. Le da ese toque dulce que termina por rematar ciertas
escenas determinantes.
Una auténtica obra maestra y ejemplo a seguir.
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