9 ene 2017

Face

Título original: 페이스 (peisu)
aka: Face
Corea del Sur, 2004,  Yoo Sang-gon





















Nada nuevo



Un padre y especialista en reconstrucción facial de cráneos deja su trabajo apesadumbrado para dedicarse de lleno a su pequeña, la cual sufre una extraña enfermedad del corazón, ser beta-alérgica. Un día se presenta en su puerta una joven recién licenciada en la misma especialidad y enviada por su jefe para ayudarle en la tarea. Ante la reiterada negativa del padre por dejar su trabajo, se marcha, pero ante una sucesión de pesadillas y visiones terroríficas que podrían poner en peligro a su hija, cede, reconstruyendo algo más que un simple cráneo…

Teniendo en cuenta la fecha en la que salió el filme y la temática que trata, uno rápidamente sabrá que estamos ante otra producción oriental que retoma el manido tema de la típica fantasma atormentada con larga cabellera azabache y ojos inyectados en sangre para cobrarse la vida de aquellos pobres infelices que osen interponerse en su camino. Quiero hacer aquí un inciso, para preguntarte si sabes a dónde conduce ese camino. Quiero decir, este tipo de películas todas iguales (o como yo las llamo, SadaNami films) muestran siempre a la fantasma que tras un tiempo indeterminado en letargo se ponen en acción esparciendo su maldición. ¿Por qué en ese preciso momento y no antes, o después? Una pregunta que me hago cada vez que veo una película del género y que a día de hoy sigo sin obtener respuesta. Fíjate que esta oleada de pelis de terror con pelos nació de la popular Ringu de Hideo Nakata o si nos metemos en el nuevo milenio, de Ju-On (Takashi Shimizu). Tenían como antagonista principal a las fantasmas pero su maldición sí respondía correctamente a la pregunta de antes: Sadako mataba solamente a aquellos que vieran su cinta y Kayako, a aquellos que solamente entraran en su casa. Si te fijas son por motivos muy concisos y simples, apareciendo en escena cuando se “las llama” (al contrario que las SadaNami films).

Dejando esto a un lado nuestro director es Yoo Sang-gon (유상곤), haciendo con Face su debut internacional dentro del cine pero por razones que desconozco no volvió a sentarse tras las cámaras nunca jamás… Esto (espero que no sea así) me lleva a la impresión que fue el típico realizador que viendo el éxito que estaban teniendo por aquel entonces las pelis de fantasmas se frotó las manos pensando en sacarse una tajada del pastel.

Como bien viene siendo habitual no desde ahora, sino desde siempre, del cine coreano, las actuaciones se presentan como mínimo inmaculadas. De hecho nuestro cast tiene actores de lo más curiosos. El protagonista, interpretado por Shin Hyeon-joon (신현준) y que bajo mi gusto es el que mejor hace su trabajo otorgándole una gracia innata a su personaje bastante veraz y convincente; su ayudante, la actriz Song Yoon-ah (송윤아) a la que podríamos ver un par de años más tarde en Arang como la detective encargada del caso (y con pelos de por medio) o Jo Won-hee (조원희) interpretando al maníaco asesino.


Pero al fin y al cabo, ¿qué es de nuestra trama? ¿Cumple la película? En general se podría decir que sí, mezcla acertadamente el thriller de suspense con el de terror comentado al principio. Desafortunadamente no trata a ambos por igual. El terror que usa, aparte de que ya se ha visto en varias ocasiones, recae en los tópicos del género volviéndose predecible y cliché. No obstante sabe fabricar una apañada atmósfera de suspense que quieras o no, te mantiene con ganas de seguir viendo la película y saber qué viene a continuación. Tampoco sin destacar ni nada, pero se las arregla.

Otra cosa positiva a destacar es que los diálogos no son tan estúpidos o simples como otras cintas de su clase, y la idea original está adecuadamente llevada a cabo. También la música se une a la fiesta, colándose como uno de los invitados principales.

Pero, no vayamos a engañarnos, el film no es nada del otro mundo. Propone, como siempre en las K-Horror una pequeña dosis de cultura sobre algo (en este caso los pacientes beta-alérgicos), mas no se llega a captar en ningún momento un auténtico terror que te haga taparte la cara ni un suspense que te haga quedarte pegado al filo del asiento (aun con un plot-twist currado).

Face resulta una película del montón que tras dos días (o sino menos) de su visionado, vas olvidando.





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