aka:WataMote: No Matter How I Look At It, It's You Guys' Fault I'm Unpopular!
aka: It's Not My Fault That I'm Not Popular!
aka: WataMote
Japón, 2013, Shin Oonuma
Umm…en principio no le iba a hacer una crítica, no se lo merece. Es como gritarle a la pared por qué mierda tengo que aguantar el haremshit o las HBAG’s every fucking day, es perder el tiempo. ¿Sabes por qué? Por lo mismo que cuando Insidius anunció su cuarta parte, los animefags de la calle llevan la camiseta del anime pendejo de turno y la sociedad en la que vives sigue votando al mismo partido político por más de 20 años…porque luchar y quejarse sobre algo que a la gente, la mole, le gusta es o bien, perder el tiempo o hacerse un fuerte contra hordas de insultos sin sentido y llenos de odio. “Hijo, ignóralos, tú eres mejor que ellos”-lo que probablemente le diga una madre a su hijo que sufre burlas en la escuela, aquí lo mismo pero en una sociedad corrupta moralmente y analfabeta. ¿No te preguntas en ocasiones por qué tienes que lidiar con todos ellos? ¿Asqueado tal vez? ¡Bravo! Bienvenido al despertar de los pocos iluminados.
Cuando entro en período de exámenes, sin cómo ni por qué termino viendo series, ya sean lifeactions o dibujitos chinos. Por H o por B terminé viendo unaSerieConUnNombreDemasiadoLargoAsíQueLeLlamaronWatamote, un animé para antisociales desvíados mentales cuya única función biológica es imitar el biorritmo natural de la garrapata en la casa de sus padres. Ninis como aquí se les llama en España (aunque esto tiene connotaciones muy diferentes a las que se tratan en la serie y por tanto, en este contexto), o mejor conocidos como “neets” son un reducto social poco influyente en los países occidentales pero que gana relevancia cual función exponencial al infinito en Oriente. Japón, DreamLand para los (Japan=Anime)fags tiene, dentro de sus pocas preocupaciones nacionales el efecto hikikomori. No creo oportuno hablar sobre ello (sino googleen) así que dando esto por sentado comencemos a hablar.
Creado en el 2011 como un manguita, llegó a su famosa adaptación de anime dos años más tarde por el estudio de animación Silver Link, quienes también fueron los responsables de Baka To Test y Non Non Biyori. Animes muy buenos a su modo y que igualmente aprovecho para recomendar, pero sigamos por donde lo dejé. Watamote sigue los pasos de un niña que va a la prepa, es antisocial, autista y sobretodo está L-O-C-A. ¿Por qué? Porque sí. Hmm pero tendrá que haber un “algo”, ¿no? Un motivo digo yo…Pues ya te digo yo que no. Lo pone en el guión y punto. Lo más impactante que tiene la serie no es su comportamiento en sí, sino que el protagonista sea femenino, algo nunca asociado a este tipo de “trastornos” o “seres de la sociedad”. Un friki o un rarito siempre se ha asociado al género masculino de toda la vida de Dios y cuando le cambias el rol, la gente ladea la cabeza sintiéndose atraída. La verdad, ya con esta estúpida premisa llega a convencer, hasta a mí. En estos casos hay que preguntarse cuál es la motivación interna del personaje de la obra para que actúe así, qué le mueve, por qué. Durante los 12 episodios y ova incluido no aparece, sino que se centra en las múltiples desventuras que sufre Tomoko en sus ansiadas ganas de conseguir amigos y tener un novio que le ame. Vemos cómo se lamenta, conspira y culpa a la sociedad de estar en contra de ella, de tenerla tomada con su persona. De hecho el título te lo dice todo: “por tu culpa”. Que tu forma de ser no cuadre con el de tu clase no quita que ellos tengan la culpa.
Puedo admitir con la biblia en mano si hace falta que cuando eres pequeño o mismamente, adolescente, haces y dices gilipolleces que años más tarde terminarás arrepintiendo. Eso es una cosa, tonterías y gansadas de la edad, pero lo que se contempla a lo largo de la serie no tiene nombre. Un cúmulo irracional de pensamientos en voz alta, decisiones y convicciones de lo más surrealista en el mal sentido de la palabra. La protagonista llega a comerse la cabeza por inmundicias hasta tal punto que da miedo, no es normal eso, ni para ser una comedia. Y ojo, no me lo tomo a pecho, sino que seriamente y si quiere conseguir su propósito, va por el mal camino.
Hablando de la comedia, sí, la serie se auto-cataloga como un slice of life con comedia pero que de hecho, la risa explícita que genera poca tiene que ver con ello. Quiero decir, si diferenciamos en dos, tenemos la comedia que presentada tal cual da risa y la cuál se ha puesto ahí para lo mismo; y la implícita en las acciones y diálogos que se dan lugar. Watamote recurre en un 98% de los casos al segundo tipo, valiéndose de nuestra desdichada y su forma de entender el mundo, eso es cruel. Para conseguir este objetivo, la serie hace lo que comenté hace un poco más arriba, retuerce al máximo el salvajismo surrealista para volcarla en situaciones estúpidamente inverosímiles.
Según Tomoko, con tener al menos un amigo sería un poco más feliz, pero graciosamente cuando lo consigue no lo trata como tal, no lo agradece. ¿Por qué? El director tiene la respuesta, por su fobia social. Algo parecido trataba el personaje de Shinji Ikari en Evangelion, el dilema del erizo, al intentar socializar terminas por hacerte daño. Claro está que las comparaciones son odiosas y mientras que al hijo de Gendo le atormentaban fantasmas personales de características especiales, la chica con ojeras (ahora me entero que son moradas) tiende al auto-desprecio como única forma posible de ofrecerle comedia al espectador. Hasta cierto punto podría decirse que estoy malinterpretando el anime y que está así hecho a propósito, cierto, pero todo tiene un límite, algo que desconoce la serie. Es como en el colegio y el rarito de la clase se caía en el patio y todos se reían de él. Siendo la protagonista nuestro accidentado, la serie te pide que te rías de él (en nuestro metafórico caso) maximizando el daño con una cáscara de plátano (la sobrecarga surrealista que he comentado.
Como ya hemos visto el injustificable comportamiento de nuestra pequeña se le intenta dar una base sólida con otra excusa que, a la larga y contemplando el panorama, resulta la más creíble de todas. Por un lado fantasea con simuladores de citas pero cuando se le presenta una oportunidad en la vida real no sabe cómo actuar, hasta ella misma lo reconoce. Ese es uno de los problemas reales que sufren este tipo de gente que no sale nunca de su casa. Te acostumbras tanto a hablar sólo que no te salen las palabras con un extraño si te pregunta la hora. Sí, puede decirse que está bien planteado y puede colar, pero no por ello me voy a olvidar del resto.
Watamote es un anime deficiente, poco consistente, sin metas ni objetivos más allá de mostrarte a una criatura desdichada en escena para que te rías de ella, de sus enfermas ocurrencias en su frágil y desfigurada mente. Nadie la comprende, ni sus padres, ni siquiera su hermano, el cual es el más cuerdo de todos los personajes a su misma vez. ¿Te da pena? Bien, eso es lo que también pretende la serie, que te apenes por ella. ¿Te reconforta estar mejor que ella, verdad? No lo niegues, yo soy el primero en admitirlo, está jodida. Los personajes con los que se cruza, algunos le prestan su mano, pero ella sigue metida en su caparazón, rechazándolos y así, alimentando la contradicción humana que emana el anime. Por muy bajo que estés, por muy jodido que te encuentres, la esperanza es lo último que se pierde y por ello mismo la protagonista nunca avanza. Se siente bien tal como está, convertida en la atracción de circo en la que la ha sumido la serie.
Simplemente, no merece la pena.
De hecho, y ya para cerrar la función, al poco de la OVA su amiga le dice de una forma bastante acertada “basta”. Nadie más que tú tiene la culpa de que seas así. No aguanto el victimismo.
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