Título original: 江戸川乱歩全集:恐怖奇形人間
aka: Edogawa Ranpo zenshû: Kyôfu kikei ningenaka: Horrors of the malformed man
Japón, 1969, Teruo Ishii
Teruo Ishii te suene o no, es considerado un director de culto, pero no tan recordado. Cine chirriante entre el terror más psicodélico y la fantasía oscura, todo ello embadurnado en censuras y un grupo de espectadores selectos le cierran un poco las puertas. Nada he podido contemplar de este hombre sino la obra que nos ocupa, en esas a tu propio juicio queda ya creerte o no lo anterior.
Ya sea por leerse la sinopsis o tras ver la peli uno no puede decir sino “esto me suena”. “La isla del doctor Moreau” como estamos acostumbrados a escucharla, o más bien “La isla de las almas perdidas” si tenemos en cuenta la primera versión de 1932 (de esto hay una saga) trataba de cómo un científico loco lideraba una isla de deformes y blablablá. En fin, todos conocemos la peli. Lo sorprendente es escucharle a Ishii que su película no estaba influenciada por las pelis americanas, esto, cierto o falso se quedará para la posteridad, pues molestar el alma de los difuntos nunca atrae buena suerte. En estas, voto por desempatar y, preguntar por el amigo Edogawa (co-guionista junto con Ishii), el Edgar Allan Poe japonés, cuya historia original salió de su puño y letra un día de 1926. No creo que haya que decir quien fue el primero, ¿verdad? Bien, una vez aclarado ese punto el siguiente sería hablar sobre la censura. ¿Por qué fue baneada durante tantos años en Japón? Sencillo, el tabú. Ese país tan maravilloso y de costumbres poco ortodoxas a ojos occidentales mantiene una máxima social (entre tantas otras) acerca de los deformes. Los “freaks” como se les llaman en inglés (de ahí la palabra “friki”). No verás a ningún actor interpretando a un personaje con algún hándicap (cine, tv, etc). Su cultura, sus reglas, así que ya puedes hacerte una idea del revuelo que produjo esta cinta.
En nuestra historia, un médico llamado Hitomi (nombre de mujer) interpretado por el famoso Teruo Yoshida (Body snatchers from hell) se despierta en un sanatorio mental, mientras una nana algo familiar le resuena en la cabeza. Consigue escapar en pos de descubrir el origen de esa canción, y ello le llevará a desentrañar un misterio mayor del que andaba buscando. Ya de entrada, al comienzo de la obra te percatas de que pasa algo raro, no tienen sentido algunas cosas y comportamientos como por qué en ese sanatorio pueden deambular los pacientes de celda en celda, enfoques gratuitos a los pechos de las mujeres, escenas de violencia desmedida, etc.
Durante gran parte del metraje la peli transcurre de forma tranquila, sin prisas, donde el espectador disfruta de lo que ve. Sin sobresaltos algunos y con hasta toques de humor pasa la primera hora volando, cosa que la segunda mitad no tolerará. Aquí es donde nuestro protagonista y espectador se enfrentan al hueso duro de la cinta, lo grotesco, danzas extravagantes y sinsentido, exotismo e ir terminar con crudeza explícita. Nada de gore ni cuchillos al aire cortando cabezas, sino lo comentando más arriba, deformes. Una fotografía y música cuidada con sumo detalle realza dichas escenas (en varias ocasiones transmitiendo algo de la realidad del personaje malvado), junto con una edición surrealista embellece lo que a priori no significa nada, nada para Hitomi, pero sí para el antagonista. Es la forma que tiene la peli de que veas la mente perturbada del deforme y comprendas el porqué de lo que ha hecho, es un loco, de eso no cabe duda.
Como consecuencia y de todo el entramado que va descubriendo el protagonista, el final es el típico donde un personaje del que ni te acordabas da su discurso y explica la trama un poco. Depende de cómo se trate dicha escena puede tratarse de un monólogo aburrido donde cuenta un chiste malo o como bien expone nuestra película, se utiliza para valorizar dicho personaje y que el guión aprovecha para ir avanzando (de la otra forma se quedaría encallado hasta que ese personaje parara su discurso).
Un filme con más sorpresas de las que uno se imagina y nada que ver con lo que te vende la grotesca portada. Ya digo, lo más zarpado son las imágenes de deformes y los experimentos que lleva a cabo del mad doctor (que de doctor tiene poco pero bueh). Además que, como viene siendo típico de este tipo de cine nos regalan una pequeña crítica social con moraleja de por medio. Un drama perfectamente llevado a cabo y una idea original revolucionaria para su época. Desde luego una obra a tener en cuenta.
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