aka: Tomie 3: Replay
Japón, 2000, Fujiro Mitsuishi
Mirad, si me vi la quinta parte (Forbidden Fruits) antes que la segunda fue por un error, pensaba que era la secuela. Me gusta ver una saga en orden, empezar desde la 1 hasta la 1000 si hace falta, pero en orden. De esta forma uno aprecia mejor la evolución del protagonista común a todas ellas y los distintos puntos de vista desde el que es tratado por todas las cintas (entre otras cosas). Tras aquel error de cálculo, seguí el orden natural de la Tomie-franquicia hasta que ayer le llegó el turno a la tercera: Replay. Al parecer del 99’99% de personas que le gustaron esta película, el 98% asegura que es la mejor de la saga. Hmm… pues estamos jodidos.
Supongo que el título para la tercera parte sería una especie de desafío contra la obra de Oikawa, autor de la primera película, dando a entender cómo debería haberse empezado con las aventuras de Tomie. Barrer bajo la alfombra de la vergüenza el insulto primigenio y volver a empezar, aquí estoy de acuerdo. ¿Y qué menos que basarse en una historia del manga? Así es, en esta ocasión nos alejamos de guiones plenamente inventados para acercarnos más a lo que debería ser una adaptación, esto es, parecerse todo lo posible al material original.
Los que no se hayan leído aún el manga (muy mal que hacen) deberán saber que “Hospital Morita” es uno de los episodios más perturbadores, grotescos y asquerosos que alberga el cómic de Tomie. Desde luego, esas embarazadas vampiro no se las ve uno a menudo. De hecho mentiría si dijera que no me las esperaba ver, al igual que el tema de los hongos comestibles (ya me callo). No sé si satisfactoriamente o no, el guión de esta película al parecer sólo utiliza lo que vendría a ser un tercio del contenido de ese capítulo para su peli, rellenando el resto con el mismo tipo de contenido que las anteriores, terror adolescente. Digamos que el inicio y sus posteriores veinte minutos son una lanzadera para el tema deseado, otra cosa que prometía el tráiler. De hecho, muchos dirían que nuestra película es “el tráiler, pero inflado”.
Que un film se saque de la manga una historia diferente a la que prometía en un principio o que te imaginabas no le quita puntos, a no ser que la cagues, claro está. Afortunadamente, Tomie 3 pasa el examen y nos presenta un relato que cae en algunos clichés con amigos de por medio y una novia express que desde el minuto uno le está pidiendo “notice me senpai” al prota. Lo más gracioso es que mientras pasan los minutos, la película se cree que está haciéndolo bien con esa trama de personajes cuando en verdad le está dando una mega relevancia a Tomie. Ojo, no quiero desprestigiar la trama, ni mucho menos. Si bien hasta ahonda un poco sobre los problemas familiares de la protagonista, el resto ni pincha ni corta. No llega a impresionar lo más mínimo, los personajes se marean yendo de aquí para allá con una investigación que siendo aceptable, poco más y además al espectador le termina importando ocho que ochenta lo que te sigan contando. Vengo a ver a Tomie en su esplendor ¡y no la veo! Por eso mismo he dicho antes lo del protagonismo de la psicokiller, porque cuando aparece uno se alegra. Tanto por eso, como por sus geniales entradas en pantalla, son espectaculares, todas y cada una de ellas, no fallan. Sea su nacimiento en el hospital y la manera en la “que nace”, como su posterior evolución, la manipulación típica que realiza o el descubrimiento que se realiza sobre las distintas personalidades que tiene. Y por cierto, ya que estamos hablando de Tomie, es la primera vez en lo que llevamos de saga que realmente se puede contemplar un atisbo de la Tomie del manga. La actriz (Mai Hosho) interpreta a la asesina despiadada de una forma insuperable, dándole un empujón y gracia personales a su personaje.
A diferencia de la segunda entrega, aquí tenemos la oportunidad de ver caras conocidas dentro del cast. Los jóvenes Masatoshi Matsuo (Kairo) y Yôsuke Kubozuka (Ichi) como los dos amigos, Makoto Togashi (Cure) como la enfermera o a Shun Sugata (Marebito) como el Director del hospital. Actuaciones obviamente, muy bien pulidas como de costumbre (en serio, quien piense que las actuaciones asiáticas son malas que vaya considerando el suicidio).
Un nuevo pilar que se une a las cintas de Tomie son los efectos especiales y eso que desde la primera llevamos viendo cabezas cortadas que hablan, pero lo visto en este nuevo episodio va más allá. Escenas grotescas por el hecho de contemplar una monstruosidad deforme o la mutación in live de Tomie son algunos ejemplos.
Antes de despedirme me gustaría hablar de un detalle que seguro a muchos se les pasó. ¿Os acordáis cuando en el manga, algún tipo estaba bajo el hechizo de Tomie? Presentaba una tez enferma, deprimente, como si estuviera ido. Pues bien, eso aquí se recoge. ¡Por fin! La identidad de los sometidos a Tomie era la degradación en la expresividad de su rostro, como se iba…consumiendo. Ya se echaba en falta, de verdad, me puse muy contento por ver que al fin alguien se había dado cuenta de ello.
Pero vamos que lo que viene a ser la película en sí no es la gran cosa, ya lo comenté párrafos atrás. Para ser una peli de terror y suspense del J-Horror y teniendo nada más y nada menos a la pedazo de Mai haciendo de Tomie se desaprovecha un producto cuyos primeros 20 minutos son geniales (se me hizo la boca agua). Sin embargo el resto de metraje se estaciona sin nada relevante dentro de lo ya acostumbrados y tendremos que esperar al final para que vuelva la acción. Por no decir que al día siguiente se te olvida, y yo a eso no le pongo un 9.
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