11 jul 2017

Possessed


Título Original: 불신지옥
aka: Bool-sin-ji-ok
aka: Possessed
aka: Living Death
Corea del Sur, 2009, Lee Yong-joo-I





















Una película de posesiones se le puede ocurrir a cualquiera, esta, no

Las cintas de posesiones demoníacas llevan existiendo desde que el cine de terror existió, un género que como cualquier otro ha tenido sus variaciones y repercusiones, tanto a nivel de audiencia y recepción como público y consecuentemente remodelación del género. Echemos la vista atrás, ¿os acordáis de esas historias que os contaban vuestros padres de pequeños? Cuando ellos tenían tu edad e iban al cine, ¿existían las pelis de miedo? “Claro, hijo, pero yo no podía entrar. Había un señor en la entrada que te pedía la edad, y si no eras mayor se te prohibía la entrada”. Exactamente, antes, el cine de terror, era cosa de adultos.

Por otro lado las modas, o tendencias de actualidad marcan no solo a la sociedad sino también al mercado. Recordemos aquello de “la ley de oferta y demanda” y “el poder emana del pueblo”. Por tanto, si digamos, un grupo de personas (población) elige u opta por comprar un cierto producto, su fabricación se duplicará, triplicará, etc para atender tal demanda. Si ahora trasladamos tal rudimentario ejemplo al cine de terror pasa exactamente lo mismo. Y es que con el paso del tiempo, esa prohibición de edades y ese señor en la entrada desaparecerían, abriendo fronteras a todos los públicos, ¿no? De tal forma aquel público curtido en años que visitaba con regularidad las butacas del terror sería reemplazado por otro tipo de público cada vez más joven, atraído por ese antiguo veto, el porqué de lo prohibido. Llegando a nuestros días unos espectadores que rozan la pre-adolescencia.

Ahora bien, si bien el consumidor es aquel que elige el producto, dicho producto también debe acoplarse a las exigencias del consumidor y así, actualizarse. Esto se puede ver en cualquier cosa de nuestra vida, contemplar el paso del tiempo acuñado a las necesidades del ser humano. Mira sino la evolución de los ordenadores, móviles, electrodomésticos, vehículos, etc. ¿O acaso tu coche es el mismo que utilizaba la gente en la década de los ’80? Vale, todo lo que te acabo de soltar está muy bueno como relleno pero, ¿qué mierda tiene que ver con la peli? te estarás preguntando. Todos creo que hemos visto (y si no, mal que hacen) el exorcista, película por definición “de posesiones”. Y como se vio la notoria, no solo impacto, sino repercusión económica de dicho film, las productoras y directores de cine saltaron a realizar varias copias de lo mismo, para llamar la atención, público y así, dinero. Pues no creo que a estas alturas sea necesario decir que el cine, como todo negocio, busca ganancias.
                                                                                                  

Con el tiempo, se dejaron o relevaron a puestos más secundarios a aquellos protagonistas cuarentones o en plena treintena, para sustituirlos por universitarios o pre-becarios hasta en nuestros días adelantar la edad a la plena pre-adolescencia, una salvajada. “Lo importante es llenar las salas, hay que atraer a ese nuevo público que nos financia”. De igual forma si te pido que me nombres al menos tres pelis de posesiones, seguramente sean americanas en su totalidad, dando por sentado como el gigante americano lleva las riendas del mercado cinematográfico. Pero al igual que pasó con otros géneros de terror como el slasher, los zombies o maldiciones, la explotación en masa termina en el astío, el agotamiento y el aburrimiento de ese espectador que con ver el tráiler ya sabe de lo que va la peli. Esto se traduce equivalentemente en una pérdida de dinero, riesgo que no está dispuesto a correrse.

Llevando este ejemplo al marco del cine asiático de terror sucede lo que siempre he comentado, llegado un punto en el que la fantasma de pelo largo no da miedo, la gente se aburre y deja de verlo. A nadie asusta la decimoquinta nieta de Kayako. Tal panorama necesitaba lo que antes he comentado, un ajuste, una pequeña puesta a punto. Por tanto salieron pelis que intentaron remodelar el terror más clásico con medios actuales (The Wailing rescata el cine de zombies con un lavado de cara impresionante o Mourning Grave, que arremete desde Corea contra el manido Síndrome de Sadako). ¿Pero qué pasó con las posesiones? Bueno, si bien es cierto que esta temática no pegó ni siquiera fuerte en el continente asiático, sí que lo poco que se hacía llamaba la atención de alguna forma u otra, dando tirones de oreja a los americanos que seguía con sus Insidius, Encuentros Paranormales 2 y demás cutreces. Aunque en el 2015 China nos brindara como un sopo de aire fresco Daughter, es en el 2009 cuando un novato y joven director se atrevió a desempolvar la cruz y la biblia para, esta vez sí, utilizarlas en nombre de Dios. 

Bulshinjiok en coreano o “el infierno de los no creyentes” en castellano viene siendo una de esas benditas obras que reconstruyen un género con la misión de sanarlo (algo así como el trabajo de Kiyoshi Kurosawa). El eje común a todas las pelis de posesiones es el tremendo protagonismo con el que se recarga a la/los poseídos. Si ese eje lo partimos, no tenemos nada. Bueno, esa es la mentalidad de Hollywood, pero no la de todos. Tal vez no sea el eje principal, pero sí el antagónico. Mientras que la investigación de los sucesos que rodean la posesión está en marcha, dicho mal actúa en un segundo plano, pero, respaldado por el otro. Tal como bíceps con tríceps, la historia de nuestro film sigue el mismo camino. De hecho se llegan a ayudar en más de una ocasión, fundiéndose para seguir avanzando. Esto es genial. No sólo el clímax de tensión o incertidumbre que prima en todo rato, sino también la alternancia que tan de moda puso en su época la serie “Perdidos”, esto es, los flashbacks. Pero, como bien dije al comienzo de este párrafo, en su misión regeneradora, la cinta cambia los saltos temporales por sueños, pesadillas. Al más puro estilo “Pesadilla en Elm Street”. Por ello, y porque la película está enfocada desde la perspectiva de la protagonista se nos hace en ocasiones algo difícil diferenciar entre su paranoia y la realidad de los hechos. Además del excelente desarrollo de la historia tenemos unos diálogos cargados de información para desentrañar, junto con los efectos narrativos que presenta el director (habla un personaje mientras un flashback toma lugar o mientras algo secundario sucede, por ejemplo), el origen de la misteriosa desaparición de la hermana de la protagonista.

Metiéndome más a fondo en el terreno de los personajes resultan todos sencillamente humildes. Van a su bola, no obedecen a personajes clichés, sino que se comportan de una manera distinta (hasta rara en ocasiones) pudiendo confundir a otros personajes e igualmente al espectador. Bueno, tal vez he pecado de arrogante al decir eso, pues nuestro detective tiene sus problemas familiares que son salpicados por el problema de los protagonistas (cosa que suele pasar) o que el poseído es mujer, o que todos van cayendo como ratas. Bien, aquí hay que saber diferenciar entre el personaje plano y la propia caracterización. Una cosa es el copia-pega y otra es darle una personalidad sólida y diferenciada de su alma mater. Possessed lo sabe hacer muy bien, tiene un repertorio de personajes que a su modo, son típicos pero sin ser tópicos. Tan normales como los que tendrías tú de vecinos. Y de hecho, esto da aún más terror, ¿o no?


Como buena producción coreana también nos sorprende con un poco de crítica social que se puede interpretar de varias maneras, no llega a ser el fuerte de la película, pero sí que sabe coordinarse con ese “súper-eje” anteriormente comentado, otorgándole una mayor solidez a la trama. Además tal sustancia se aprovecha de la mejor de las maneras, dando aún más terror a la trama y espectador. Las escenas de sueños perturbadores van del curioso al paranoico, rozando el nivel de degradación de Silent Hill en sus primeros juegos. Sin lugar a dudas, los adeptos al terror de verdad disfrutaréis con esta obra.

En cuanto al cast, nuestra actriz estrella Nam Sang-mi trabajó en Dead Friend, el policía interpretado por Ryoo Seung-ryong (Seoul Station, The Piper, Children, The Admiral: Roaring Currents, The Front Lines…), Shim Eun-kyung como la hermana pequeña (Seoul Station, Train To Busan, Hansel and Gretel), Kim Bo-yeon como la madre (Monster drama) son algunos ejemplos de calidad que tiene la suerte de tener la peli.

En fin, una producción imperdible para todos aquellos que busquen algo distinto dentro del terror y sobretodo, de buena calidad.


                                         



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