2 ene 2020

El Asesino del Calendario

Título Original: The January Man
a.k.a: El Asesino del Calendario
1989, EE.UU, Pat O'Connor























¿Cine Adulto o Cine Familiar?

Fue solo por puro azar que di con esta película. Si llego a saber de qué iba ni me hubiera molestado, la verdad es que me guié enteramente por el título y claro, como se puede ver, uno puede llegar rápidamente a malinterpretaciones.

La trama es más sencilla que el mecanismo de una polea; hay un tipo, un asesino, que lleva ya un año sembrando el caos en la ciudad y nadie sabe aún quién es y mucho menos, cómo atraparle. Para ello la mano derecha del alcalde se pone en contacto con su hermano, antiguo teniente de la policía para que tome el caso y logre darle caza de una vez por todas. ¿Lo conseguirá? Claro que sí, estamos en Hollywood, aquí las películas siempre terminan bien.

Como ya por todos es sabido, en este tipo de tramas el prota se lleva la medalla, dejando al resto que lo intentaron como unos inútiles. Las historias con un asesino que hay que atrapar, con un toque policíaco de investigaciones y demás suelen gustarme, pero por otro lado suelen ser siempre de la misma manera. En “El Asesino del Calendario” asistimos a una historia que quitando el modus operandi del asesino, poco de imaginativa tiene. No se ahonda mucho en los personajes, todo gira alrededor del protagonista sin nada más que añadir a la función. De hecho durante la primera parte del film, uno se llega a ilusionar con ciertas cosas que se comentan, como el pasado del protagonista, o la dureza con la que actúa el asesino. Desgraciadamente, el resto de la cinta toma otro camino, incorpora comedia barata, pone en un podio al protagonista y lo remata con ese lazito precioso de final cliché de cabeza a pies que tiene.

La caracterización de los personajes es más plana que un sobre y pueden describirse en una frase. No se profundiza en ellos, no demuestran tener conciencia propia u opinión de lo que sucede. El único de todos ellos que más disfruta su papel es “Danny Aiello” como el Capitán de la Comisaría. “Mary Elizabeth Mastrantonio” y “Susan Sarandon” como las dos mujeres estrella en todo el film, no intervienen activamente en toda la acción. La Mujer del Alcalde nos deleita con un semi desnudo en topless, y por lo demás se limita a seguir a nuestro prota que, junto a El Pintor (Alan Rickman), forman un conmovedor y tierno trío a lo Scooby-Doo. La Ex-DelProta como “Sarandon” resulta ser el típico personaje femenino que estuvo enamorada del prota, ahora ya no, pero serán las proezas que nuestro Teniente hace con la investigación que la enamoran mágicamente otra vez. El Alcalde es un tipo cabreado con todo y todos que sólo quiere que todo salga bien y ya, La Mano Derecha Del Alcalde (Harvey Keitel) hace de relajante mental del Alcalde y chispa esporádica durante la trama. ¿Se ve lo que quiero decir? No hay nada más allá de lo aquí escrito porque no hay nada más que puedan ofrecer.

Y nuestro protagonista estrella parece un vagabundo (Kevin Kline). Perdona que lo diga así pero un tipo con esos pelos de loco y ese bigote tan hortera no puede ser un Teniente de Policía honrado, además de genio maravillas por excelencia. El guión está hecho para su disfrute, tanto sentimental, como profesional. Y es que nada más entra en escena ya aparece salvando gente, oye. En todo momento el filme nos deja claro una cosa, el asesino es un tipo calculador, sádico, loco… Un peligro en potencia, que de hecho se eleva cuando uno ya se pensaba que todo había acabado (esa clásica vuelta de tuerca tan característica en las pelis de detectives). Pero qué sorpresa se lleva uno cuando lo capturan, es un don nadie, un tonto más. ¿Qué pasó con toda esa maldad sobre humana que tanto nos vendían? ¿Y cómo llega el detective a todas esas conjeturas para resolver un puzzle imposible? Magia, amigos míos.


Película olvidadiza, sin nada que agradecerle. Hasta nunca, 6/10.

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