29 may 2016

Haunted School

Haunted School (1995). Dir: Hideyuki Hirayama


















Los 90’s, década llena de varias sorpresas para el mundo tecnológico, “gamer” y cinematográfico y en la que aquí un servidor nació.


 Durante este periodo en Japón estaban de moda ese tipo de cintas tan famosas y ultra explotadas hoy en día sobre un fantasma vengativo de larga cabellera negra y sedosa que arrasa una maldición por donde pasa. Ejemplos pueden ser Kazen-Ban, Kokkuri-san, Death and Spirit, Don’t Look up, las primeras de Ju-On o la Ringu de Nakata, entre otras.
Pero… ¿fue siempre así el país más prolífico de Asia Oriental? Obviamente no, ya que al lado de este tipo de “yurei-films” surgieron otras no muy conocidas, tratando un amplísimo repertorio de temas como nostalgias de los Kaidan antiguos, la moda del “body-horror” o los extremos más bizarros, donde se mezclan de una forma casi psicodélica la tortura con el terror psicológico en cintas tan famosas como Guinea Pig o Hungry mouth. Todo lo anterior tomando el empuje del mercado VHS.

¿Dónde se sitúa pues “Gakkou no Kwaidan o Haunted School” entre todo este maremoto de ideas? Pues marcando un nuevo estilo de cine, destinado principalmente al público joven/infantil pero con toques de terror en plan “family movie”. ¿Sabéis a lo que me refiero, no? Esas pelis que de pequeño veías con la etiqueta “son aptas para niños pero si te llevas un sustillo es que se me ha colao” (como Jurassic Park, que me cagué a los 10 años con ella).

Esta primera parte de una saga de hasta 4 entregas (seguimos con el exploitation de “si algo gusta, estrújalo) me es un “mixed bag of feelings”. Al principio y tras leer la sinopsis tachándola de terror en estado puro iba puesto hasta las cejas de hype para cagarme al estilo Ju-On, pero tras 3 minutos de metraje pensé que me había equivocado de obra. Pausé la cinta, comprobé que en verdad era esa de “terror tope chungo” y entre incrédulo y desilusionado continué el visionado pues la peli tenía “un algo” que me apremiaba a seguir viéndola y no dejarla aparcada. Quizás fue ese mini-chasco el por qué de que me guste esta singularidad.
Ya de paso os cuento LA VERDADERA SINOPSIS y no la que suele deambular en internés, para que no os pase lo que a mí. Sinopsis: Una escuela de primaria aún tiene el antiguo colegio donde se impartían clases, mas en un estado de eterno letargo viven ahora sus instalaciones. Un grupo de amigos (el más grande tiene 11 años) se tendrá que embarcar dentro del dicho colegio del que se cuenta que está embrujado. Aunque añadiéndole el toque cómico al estilo “Los Cazafantasmas”.

Lo más curioso de las casi dos horas que dura, es el repentino cambio de estado que sufre la trama. No en el mal sentido sino en el de la sorpresa. Tan pronto nos plantan una escena de humor infantil y mueca rápida a una muy aterradora con su atmósfera bien hecha y todo. Ante tal cambio de interfaces me es harto difícil encasillar dentro de un género bien establecido este filme, aunque si nos ponemos “tiernos” podría ubicarse dentro de ese “falso terror” teniendo como ya vemos algunas pinceladas. De hecho considero de importante mención los dos personajes más terroríficos dentro de la historia siendo uno de ellos una leyenda famosísima dentro del país nipón y el otro resulta ser el “boss principal”, un animatrónico de la vieja escuela muy chulo.

El otro gran punto son los efectos especiales noventeros y la ambientación. Dos elementos agarrados de la mano que en todo momento nos darán nostalgia y confort sin tanta digitalización de por medio; un descanso en nuestros tiempos.
A esto hay que añadir el perfectísimo uso de los escenarios, no es ordenador ni atrezzo palpable, ¡le sacaron hasta la última gota a la escuela embrujada! Una gozada perdida en el tiempo dentro del siglo XXI…

Si algunas que otras actuaciones se quedan un poco atrás, por regla general no resultan un horror, total algunos fallitos se perdonan ya que nuestros jóvenes actores realizan una cosa muy muy pero que muy echada en falta en los filmes de terror actuales, la compenetración CREÍBLE en equipo. No realizan un papel, se meten de lleno dándolo todo provocando tanto la integración del espectador en la obra como un mayor acercamiento a una producción de corte fantástico. La música, que aunque no marcase historia, se las arregla para salir adelante muy correctamente.

Recomendable propuesta con temas serios, profundos y divertidos que sale muy acertada,


7/10

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