DIRECTOR. Kei Horie
Al poco tiempo de lanzar la primera parte, al pagafantas de
Kei le dio por hacer una segunda entrega sobre la maldición del casillero 0009,
porque sí, ya que no sirve de aclaración alguna para los hechos acaecidos en la
primera entrega, siendo una secuela algo independiente en cierta forma.
En general he de admitir que está algo mejor que la 1, hay
más sitio de dónde agarrar y sacar una historia más o menos decente. Las
actuaciones han mejorado un poco, la cámara ya no da tanto por el culo… Pero
aún con todas esas mejoras no deja de ser una cinta mediocre y olvidadiza que no
llega a ser aprovechada en su totalidad.
Lo más gracioso es el comienzo, donde a uno de los protas de
la primera película le da un ictus mu chungo en mitad de calle al ver a la
pequeña niñita melenuda observándole con cara de “¿y tú que miras, cabeza
almendra? Y es que esta es otra, la fantasma esta de la taquilla maldita sigue
sin dar miedo o pavor, más que nada porque hace gracia, sobretodo sus
interpretaciones que da lugar a una total indiferencia a lo “me vale verga la
vida”. Por no mencionar que está más amarilla que nunca y con la peluca más
larga y sintética “del todo a 100” de la esquina.
Vamo a hablá del cast…Tenemos por una parte una rebanda de
colegialas que están de toma pan y moja, un trío de amigos muy monos y que
realmente admito que me gustó mucho; y al dúo dinámico Doctor-kun y
enfermera-chan de los cuáles sigo sin entender por qué carajos se les ha
otorgado TANTÍSIMO peso en la trama cuando son los típicos terciarios extras
que se meten para decorar y ya está. De hecho su forzado protagonismo caga
buena parte de lo que podría ser una trama algo regular. Las actuaciones son
del montón salvo la de la colegiala “jefa” de las acosadoras, además de que es
preciosa sabe actuar muy acorde a su ridículo papel, sería una delicia volver a
verla en acción. Dentro del trío calavera antes mencionado, “Maki Horikita” (Llamada Perdida Final) que a pesar de repetir
papel por lo menos ya no está de sujeta velas, su amiga y el chaval
empanado-kun resultan algo sosos pero para malas interpretaciones tenemos “Apartamento
1303”. Sobre la relación entre el médico y su asistenta aquí ya se verifica que
están enamoradísimos y que, sin explicar en ningún momento el por qué, el mencionado
doctor es usado a modo de ¿detective privado? por la irrisoria pareja de
policías que llevan el caso de las desapariciones y la taquilla. Kei Horie
vuelve a aparecer como actor denotando lo gracioso de sus actuaciones, en
serio, yo con ese hombre me parto el culo y no sé porque. No es que trabaje
mal, pero tiene un algo que me hace gracia, vamos a llamarlo carisma, por
ejemplo.
Algo curioso que han metido es una banda sonora propia, pasa
sin pena ni gloria y tampoco se utiliza mucho, pero oye, está OK. Al igual que
casi el resto de la cinta, producto más que visto y poco revelador,
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