DIRECTOR: Kiyoshi Kurosawa
Cuando se quiere hacer una deconstruction movie hay que saber hacerla, y bien. Y esto significa tantear el mundo de la parodia y la sátira de puntillas, sin caer en el foso del infinito humor absurdo asiático o llegar a unos límites tan satíricos que la película pasa a ser una de risa completamente; alejándose así de ese cinismo o ironía inteligente que debe bañar un filme de esas características. Y por favor, no nos equivoquemos metiendo en esta saca a cintas como “Scary Movie”, “Casi 300” o “Disaster Movie”; esos son otro punto y aparte.
Esta “segunda” película del director sigue con su línea en
la incursión del pinku-eiga. Volveremos a ver desnudos, pero no al nivel de su
predecesora Kandagawa Wars, no. En esta ocasión el trabajo está enfocado como
muchos afirman, a una crítica a esos filmes japoneses de colegiales y musicales
de los ’70 y ’80. Tocando muchos de sus tópicos para ridiculizarlos o sino,
exagerarlos; en lo personal no sabría qué decir porque no he estudiado tal
campo, pero para mí esto ha sido una paranoia andante sin pies ni cabeza, con
más relleno que Naruto Shippuden y donde la palabra “random” sería la más
acertada definición de este metraje.
La historia trata de una chica de campo que un día va a la
universidad donde estudia un antiguo amor suyo de instituto, para reencontrarse
y en palabras de la protagonista “casarnos y ser felices”. La cosa se tuerce
cuando nuestra fémina pilla infraganti a su amado haciéndolo con una
universitaria de lo más “horny” que te puedas echar a la cara. Desde este
instante la cinta introduce un sinfín de estupideces sin sentido, escenas que
NO aportan nada de nada de nada a una trama que ya de por sí es absurda,
ridícula, tonta y pendeja. No hay nada que tenga sentido y todo se sucede a
veces muy rápido provocando en gran parte la pérdida del hilo conductor y
pasando tres pueblos y medio de lo que quede.
Las actuaciones están regularcillas, hay momentos bien
plasmados mientras que en otras ocasiones parece que nuestros actores actúan
movidos por resortes mal engrasados. En cuanto a la cámara era algo que me
gustaría comentar: se nota una evolución en su movimiento. Exacto, ahora
presenciamos desplazamientos en planos aunque de una forma bastante primitiva y
con una calidad muy amateur, por la tanto esos enfoques cortados volverán de
nuevo.
Ni efectos especiales ni música ambiental, y si acaso algo
de la escenografía (que ya de por sí es pobre) pueden salvar a esta bazofia
aburrida de la quema.
La vi porque quería conocer la trayectoria del director y
saber más acerca de él, pero es que si igual te la ves, como no, no te pierdes
nada.
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