DIRECTOR: Ahn Sang-Hoon
Me despido del 2016 con la crítica a esta película de terror surcoreana, “Arang”, basada (y bien plasmada) en una leyenda urbana. La experiencia que tengo con las adaptaciones de leyendas al formato película no es muy buena en general (te estoy mirando a ti, Shiraishi), pues se suele crear un producto alejado de la narrativa espeluznante narrada en el mito para convertirse en un slasher fantasmil adolescente (Carved, TekeTeke, The Locker,…). Cambiando de tercio, la idea de las PRIMERAS películas de Ju-On estaban ambientadas en una leyenda local, transmitiendo más que acertada la finalidad de una película de este tipo, el miedo. Porque vamos a ver, “la gracia” de una adaptación de un cuento de terror está en ver cómo se enfoca para extender con otros elementos más explícitos ese malestar cuando leíamos/recitábamos dicha historia. Una vez dicho todo esto, ¿en qué bando se sitúa esta película? ¿Le sale bien o mal la jugada?
Por si alguien se saltó la clase de culturilla general de
las pelis de terror asiáticas, decir que el género de fantasmas femeninos con
pelo azabache sobre la cara moviéndose de forma retorcida y acompañada de una banda
sonora propia y casi igual al resto, no es nuevo. Takashi Shimizu ya lo puso de
moda en el 2000 con el empuje que le ofreció su compañero Hideo Nakata tiempo
atrás, y esto, entre otras cosas conllevó a la masificación del concepto. Títulos
como “Cello”, “The Wig”, “Cinderella” o “The Doll Master” (todas coreanas) ya
probaron su trozo de la tarta y “Arang” no hace más que sumarse al cumpleaños
(de Ringu). Así es, no es más que otra peli de más de lo mismo que recicla el
concepto para sacar partido (o tajada) de una idea ya preestablecida (y más con
la excusa de estar basada en una leyenda de terror).
Entonces, si tú lector que me estás leyendo, eres un/a
amante de las asian horror’s sabrás de lo que hablo y te irás haciendo a la
idea de que raro será te sorprendan. En cambio, si sólo puedes contar con los
dedos de una mano las películas de terror “chinas” que te has visto
(seguramente The Ring, Llamada Perdida y Ju-On) es probable que esta nueva incorporación
a tu listado oriental te agrade hasta encantarte.
No quiero decir con esto que la película sea mala o esté mal
dirigida, en absoluto, sino que es más de lo mismo, y como tampoco hace
esfuerzos por innovar o poner algo de su parte, poco interés puede llegar a
despertar. Lo que mejor le encuentro es el pasado triste de nuestra
protagonista detective y el desarrollo de su compañero. Además, tendremos el
gustazo de ver varias escenas cómicas de ese buen humor que nunca caduca y que
al estar bien puesto cuando corresponde, suma puntos. También es de agradecer
que el eje de la cinta gire en torno a la investigación y no a las víctimas de
la maldición. Como adaptación no está mal, aunque en lo personal yo lo hubiera
enfocado desde otro punto de vista, con mayor ahínco en la leyenda. Y es aquí
donde no comprendo cómo después de X años (o 10 en este caso), una maldición se
despierta de su tumba para ir segando almas, ¿por qué no antes? Un gran interrogante
personal que hasta la fecha no veo resuelto (siendo muy importante, si nos
paramos a pensar).
No solo toda “la culpa” se la lleva ser una SadaMovie, sino todas esas
incongruencias o estupideces que saltan de la trama por lo irreales que se
muestran o por lo estúpidas que se ven (en el momento que aparecen). No sé tú,
pero yo mínimo me pongo guantes antes de meter la mano en la panza de un perro
muerto, por poner un ejemplo. O sino, tenemos esos 15 minutos finales en los
que se nos quiere por fuerza, unir a nuestra protagonista con el caso
investigado, como si de verdad le repercutiese a nivel personal.
Mi cara en esos momentos... |
En definitiva, una película del montón y pasable,
olvidándosete al par de días.
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