DIRECTOR: Kôji Shiraishi
Si algo me llama la atención del director de esta película es la facilidad con la que cambia el modo de realizar sus cintas de terror. En 2005 debutó con Noroi (maldición en japonés) que abarcaba el terror nipón desde otro espectro y alejado del “virus” de la niña de pelo largo. Al poco realizó su polémica Grotesque donde la matanza, cercenación y gore se repetían una y otra vez por la pantalla. Y poco antes de eso incurrió en el mundo de las leyendas urbanas con Carved (Kuchisake onna), donde podríamos resumirlo en una especie de slasher vengador. Como vemos, distintos tipos de terror y aún dentro de uno, lo puede a su vez, enfocar de maneras distintas (la “trilogía” found footage: Noroi, Occult, Shirome).
Esta obra es una continuación de su mujer con la boca cortada de un par de años atrás, plasmar en el
cine una famosa leyenda urbana japonesa. De Kuchisake Onna cierto es que hay
variedad de producciones (de baja calidad/presupuesto, todo sea dicho) que ya
abordaron antes que Kôji a esa misteriosa mujer, pero con TekeTeke no es el
caso. Dicho sea esto esta obra es lo único que tenemos en formato
cinematográfico y uno espera ver algo…eso…que impacte.
Cerrando lo que comentaba al principio, este cineasta es
para mí una caja de sorpresas en cuanto a su estilo (lo que he dicho más
arriba), pero al mismo tiempo empiezo a cansarme de tener que aguantar obras
pasables en su mayoría que no llegan a encandilarme del todo, TekeTeke es otra
de ellas.
Lo que a primera instancia marca el paso de esta obra del
terror nipón es la calidad visual, de carácter totalmente televisivo y/o de una
productora con pocos recursos económicos donde en este caso son tres: Art Port,
Honda y Tsurubaya; siendo la última una constante en este tipo de films
(haciendo de suport en la saga de Kazuo Umezu). En lo personal y como ya he
citado en varias críticas, este factor para otros indispensable, no me resulta
un estorbo ni una incomodez, hasta podría decirse que me agrada el V-Cinema.
Pero claro, aún con cuatro chelines y tres rupias puedes sacar decentemente un
buen trabajo.
No solo la falta de profesionalidad de nuestros actores, los
efectos especiales del monstruo o la propia incongruencia del guión; terminan
por derrumbarse uno sobre otro haciendo insostenible el esquema donde se
sujeta: la credibilidad. El que una película de terror tenga que ser o no
creíble lo discutimos otro día, pero creo que aunque sea solo una pizca, una
ínfima porción de veracidad en lo que muestra debe tener, y con ello aparece el
elemento estrella: terror. Al fin y al cabo estamos viendo una película de
miedo, ¿tenemos que asustarnos, no? No sé vosotros pero yo lejos de pasar
miedo, taparme la cara o mirar para otro lado me he reído a carcajadas, tal
cual. ¿El motivo? Los tres factores que he escrito hace poco provocan el efecto
contrario al que debe tener, porque la película se toma en serio, tanto que cae
en el ridículo más de una vez (o en el cliché, que también hay).
Tenemos también fallos técnicos entre otras cosas y la
estupidez como conductor en más de una ocasión (me pregunto si el director lo
hizo a propósito). De todas formas, si estás pensando verte la película después
de haber escuchado/leído la leyenda de este aterrador personaje y buscas ese
clásico terror japonés tan bien hablado por todos, que no te extrañe después
una sensación de estafa al finalizar la peli.
Lo mejor: Las sangrientas muertes
Lo peor: Poca seriedad
Lejos del slasher tipo “monstruo va matando uno a uno a un
grupo de adolescentes”, no hypearse…
4/10, placer culpable.
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